El ser humano debe estar de manera constante tomando decisiones para tener una vida que le pueda satisfacer. Desde niño hay que decidir, pero en la medida que el ser humano madura, las decisiones se vuelven más complejas; desde luego muchas veces buscamos quien nos ayude a decidir por inseguridad, por miedo a equivocarnos o para tener a quien culpar.
Inicio así este artículo porque si algo nos cuesta en México es decidir, pero hablo de decidir en participar activamente en la vida político-social de la Nación. Somos ciudadanos apáticos, somos ciudadanos conformistas, permitimos que otros decidan por nosotros, pero eso sí al final nos quejamos.
Para decidir hay que saber definir, debemos definir el camino que queremos seguir, debemos definir en quien creer, debemos definir cómo vamos a actuar. Y ya se juntan dos variables muy difíciles de accionar, la de decidir y la de definir. Algo es muy claro en la democracia y en la política tú como ciudadano eres responsable de la persona por la cual votaste, tú al elegir una persona para un cargo público, y lo gana, eres copartícipe de sus acciones y responsable de eso también.
A través de los años y viendo la historia de México podemos darnos cuenta que no aprendemos nada, que no aprendemos de nuestros errores, reafirmamos aquello que dice “El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra”. Hemos buscado a lo largo de los siglos tener en México: Libertad, democracia, justicia, paz, desarrollo económico, buena educación, buenos servicios de salud y una vida digna. El problema es que a través de los siglos poco hemos hecho como ciudadanos para lograrlo, lo hemos dejado en manos de la clase política. Y eso solo ha traído a México las condiciones de vida que hoy tenemos.
Yo no comparto aquello de que cada quien tiene el gobierno que se merece. Pero sí tenemos el gobierno que permitimos, tenemos el gobierno que soportamos. Y cuando hablo de gobierno hablo del Estado, hablo de los tres Poderes de la Unión, hablo de los 3 órdenes de gobierno y hablo de la incapacidad de la ciudadanía para pedir cuentas.
Los cambios políticos en México se han dado con guerras, con derramamiento de sangre, con traiciones, con regímenes militares, que ahora se repiten, con el sufragio y en paz. De todas las maneras posibles. Hemos tenido dictaduras, dictaduras de Partido, un esbozo de democracia y autoritarismo repetido hasta la fecha, pero creo siempre hemos tenido demagogia y ausencia de ciudadanía.
Las mismas banderas: No a la corrupción, combatir la pobreza, bienestar, democracia, libertad. Pero llegan al Poder y todo cambia. La gran mayoría de esos que juraron velar por nosotros y por México fallan, pero fallan porque se los permitimos. Violan la Constitución y las leyes que juraron cumplir y hacer cumplir y nunca lo demandamos, a veces hasta lo aplaudimos. De haber sido cumplidas las promesas sexenales viviríamos otra realidad. Quedaron en sólo eso, en lemas impresos que se tiraron a la basura, en palabras que se fueron al aire, que flotaron mientras duró el discurso, que se fueron apagando y ahí se quedaron, mudas en el recinto.
Y es que cada seis años en las campañas políticas para Presidente de México, para gobernador o cada tres años para Ayuntamientos (Presidentes Municipales) es lo mismo, un montón de buenas intenciones, de promesas, de “baños de pueblo” y al asumir el mandato todo al olvido, pero desde las campañas hasta que están en el cargo los ciudadanos no sabemos pedir cuentas y mucho menos exigir. Y el autoritarismo y demagogia la vemos también en los gobiernos locales.
Veamos los lemas de campaña más conocidos y que poco sirvieron para lograr en México lo que debemos tener: Con Luis Echeverría “Arriba y Adelante”. Con José López Portillo “La solución somos todos”. Con Miguel de la Madrid Hurtado “Renovación Moral”. Con Carlos Salinas de Gortari “Que hable México”. Con Ernesto Zedillo Ponce de León “Bienestar para tu familia”. Con Vicente Fox Quezada “México Ya el cambio que te conviene”. Con Felipe Calderón uno de los que usó “Mano firme, pasión por México”. Enrique Peña Nieto “Mi compromiso es contigo”. Y López Obrador “Primero los pobres”. Dejo esto para analizar y valorar cuanto se logró.
Pero lo importante ya no es ver que tanto se cumplió, que tanto lograron, lo importante es ver que tanto les permitimos a los Presidentes de México, a los Legisladores Federales y Locales, a los gobernadores, a los Presidentes Municipales y sus Ayuntamientos. Es valorar que tanto hicimos o dejamos de hacer para que ellos no cumplieran o cumplieran a medias. Es evaluar la participación en los procesos electorales, es evaluar el triunfo del abstencionismo, eso es lo importante.
Por eso este 2 de junio de 2024 debemos ser auténticos mexicanos, ser responsables, cumplir con la obligación de elegir, debemos decidir, debemos participar, ganar al peor enemigo de la democracia que es la abstención. Millones de mexicanos están conformes con el gobierno de López y sus gobernadores, pero también millones de mexicanos no estamos de acuerdo y mucho menos conformes con lo que pasa, pues ese enojo tradúcelo en participación, lo que quieres para México decídelo primero en las urnas y después en el día a día. Vamos a renacer pero con calidad de ciudadanos, en paz y con democracia.