Darío Mendoza
- Tu voz
Desde las más altas cúpulas del poder político siempre se aspira a controlar el proceso de la sucesión presidencial, como ocurre en México cada 6 años. Por eso el presidente en turno intenta que su grupo en el poder se mantenga; y si logra seguir moviendo los hilos del poder después de su partida ¡mucho mejor! Por eso durante los primeros años del gobierno de Lázaro Cárdenas, era común el comentario para referirse al mandatario: “Aquí vive el Presidente, y el que gobierna, allí enfrente”. Refiriéndose al presidente Plutarco Elías Calles que se negaba a soltar el poder.
Esa es la principal aspiración: controlar, mover los hilos, no soltar el poder. Que salga la elegida o el elegido del presidente en turno. Pero la terca realidad a veces se impone de manera trágica como con Carlos Salinas; y ni Zedillo, ni Fox, ni Calderón, ni Peña lograron conseguir el objetivo de imponer a su sucesor.
Chocan las corcholatas. En el terreno de las corcholatas morenistas, ya empiezan a salir los encontronazos, los choques, la guerra por debajo de la mesa. Vemos surgir los misiles de fuego amigo contra Adán Augusto, porque si los relojes de alta gama no lo sacudieron, si lo hizo la filtración de los viajes exclusivos de la diputada Andrea Chávez, del equipo del ex secretario de Gobernación. ¿Por qué golpear así la campaña de Adán Augusto si se encuentra rezagado en las encuestas? ¿Qué sabe el equipo que cocinó los misiles?
Por otra parte, ya Marcelo Ebrard empieza a marcar distancia del proceso morenista cuando señaló que “Lo único por lo que rompería con Morena, lo inaceptable, es que quieran hacer una chicanada, una cosa rara, una adulteración del sentido de la encuesta”. Lo que presagia una ruptura. Ruptura que el jefe de los naranjas, Dante Delgado, está esperando capitalizar.
Y finalmente la doctora Claudia Sheinbaum mantiene su gira no gira, donde se prueba cada día si puede mejorar en mensaje y lenguaje corporal, porque no parece sentirse cómoda haciendo campaña; como que no más, no encuentra su estilo personal.
Pero si en la zona oficialista aparecen señales de descontrol, en la cancha de los partidos políticos de oposición, en sus cúpulas, también la aspiración de controlar su proceso interno empieza a crujir con la aparición de Xóchitl Gálvez. En esta esquina opositora, está por verse si las dirigencias dejarán pasar a la nueva moda mediática, o se les hará bolas su plan de controlar quien será el candidato de la oposición. Y es que, no descarten el escenario en donde Xóchitl gane la encuesta, pero pierda en la votación donde el padrón es controlado por los partidos políticos, lo que podría convertirse en un conflicto singular, en las filas que pretenden disputar el poder a Morena.
AMLO, ódiame más
Por lo pronto Xóchitl ha mostrado la creatividad y rapidez que se requiere para aprovechar los señalamientos del presidente cada mañana, y que se han convertido en el principal apoyo y fortaleza para que su imagen siga creciendo, aplaudida por el círculo rojo, y aumentando su crecimiento en el circulo verde. A estas alturas, Xóchitl deberá estar agradecida con el presidente gritándole, como en el futbol ¡ódiame más!
¿Dónde está el árbitro?
Pero mientras los medios se entretienen con las ocurrencias y guerras internas de los candidatos, existe un protagonista que está desaparecido: el INE. Así como hubo una cascada de apoyo a esta institución, debería exigírsele cumplir con su papel de árbitro electoral, porque sus integrantes están cobrando por no hacer nada. Se les perdieron las tarjetas y en una elección polarizada, esto puede agravar los conflictos antes, durante y después de la elección presidencial.
El otro pasajero.
También un foco rojo se ha encendido y es el nivel de violencia que se vive en muchas regiones del país y que parece ir creciendo. El crimen organizado se muestra con un poder que puede descarrilar el proceso de la sucesión presidencial. La historia nos muestra que este factor, cuando aparece en la política, su nivel destructor es enorme para la nación que los sufre.
“El poder siempre intenta domesticar lo que no puede controlar.”
Arturo Pérez Reverte