Con la determinación de ser portadores de esperanza, los obispos del país se comprometieron a “seguir construyendo una Iglesia en salida que escucha y dialoga, cercana y solidaria, comprometida en la promoción de la paz la justicia y la reconciliación”, con este objetivo inicia una nueva etapa del trabajo del nuevo Consejo de Presidencia de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), encabezada por monseñor Ramón Castro Castro.
En su mensaje con motivo de la conclusión de su 117 Asamblea Plenaria, los nuevos integrantes de la directiva de la CEM ofrecieron una conferencia de prensa en la que compartieron las conclusiones de los tres días del encuentro que tuvieron los jerarcas católicos en Casa Lago, y en los que recibieron la visita de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo con quien aseguraron que sostuvieron un diálogo franco y abierto.
Abundaron que entre los temas expuestos a la mandataria destacó el de la seguridad en el que se comprometieron a continuar colaborando para reconstruir el tejido social.
Indicaron que tienen la esperanza y confianza que a través del diálogo y la escucha el gobierno de Claudia Sheinbaum tenga buenos resultados en materia de seguridad, pues consideraron que a la pasada administración le faltó revisar su estrategia en esta materia.
En este sentido, hicieron un llamado a toda la sociedad para sumarse y desde su ámbito particular actuar con responsabilidad toda vez que aseguraron que los cambios que se necesitan para lograr la paz no sólo es haciendo grandes manifestaciones, sino haciendo bien las cosas en lo cotidiano, en lo inmediato, “en lo pequeño”, ya que “hacer un mejor México no está en una sola persona”.
Bien común no política
El trabajo que la Iglesia realiza en el país es fundamental para millones de personas quienes más allá de necesitar una ayuda espiritual requieren de apoyos para mejorar su calidad de vida, principalmente los grupos vulnerables como son los migrantes, los indígenas, las mujeres solas o los niños que viven en situaciones de violencia.
Este acompañamiento e impulso que dan a mucha gente en ocasiones es tachado como una labor política que los miembros de la Iglesia realizan y por lo que muchas veces son recriminados, situación que monseñor Ramón Castro aclaró.
“No es que nos metamos en política, parte de la misión que tenemos es (atender) la realidad integral del ser humano, y la doctrina social de la Iglesia lo pone muy claro: hemos de trabajar por consolidar el reino de Dios y hemos de trabajar por la persona, por su dignidad, por el bien común.
“Son directrices muy claras de la doctrina social de la Iglesia y eso es lo que nos permite defender la vida, la familia, defender todo lo que implica la dignidad de la persona y lo que implica el bien común, y es ahí entonces en donde nos metemos, no en política
“Ni somos oposición, ni queremos llevar la contraria, simplemente en positivo defendemos esa dignidad y ese bien común”, subrayó el presidente de la CEM.
Vida y paz
Los obispos subrayaron la profunda preocupación que tienen por las comunidades afectadas por la cultura de la muerte, la cual se manifiesta en la violencia, la impunidad, el crimen organizado, la crisis en diversas instituciones, la pobreza y el deterioro ambiental.
Asimismo, externaron su desasosiego por las iniciativas que buscan desconocer el valor sagrado de toda vida humana desde su concepción.
Monseñor Héctor Mario Pérez Villarreal enfatizó que “si no podemos defender la vida desde aquel que ha sido concebido hasta aquel que está terminando su vida entre nosotros, entonces no hemos sido una sociedad responsable”.
Abundó que para la Iglesia “no hay negociación con la vida; la vida se respeta o estamos a favor de la muerte y esta no va a traer paz entre nosotros. Toda vida es única e invaluable. O la defendemos o todos salimos perdiendo.