Persisten diferencias de salud, capacitación e ingresos en el panorama laboral
En el cuarto trimestre de 2022, la población ocupada y remunerada representó el 84.25 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA); sin embargo, en el país el panorama no es homogéneo ya que hay marcadas diferencias en rubros como acceso a la salud, capacitación laboral e ingresos, destacaron investigadores del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY).
Entre los hallazgos de la investigación publicada en el Octavo Boletín de Movilidad Social en el Mercado de Trabajo, elaborado por el CEEY, se destaca que el 62 por ciento de la Población Económicamente Activa en Oaxaca, Toluca, Acapulco, Cuernavaca y Puebla-Tlaxcala, carecen de servicios de salud como prestación laboral; en contraste, Chihuahua, Tijuana, Monterrey, Cancún y Aguascalientes presentan los menores porcentajes (36 por ciento) de la PEA que carecen de acceso a los servicios de salud a través del empleo, y la zona metropolitana del Valle de México se encuentra en el lugar 18 en cuanto al acceso a servicios de salud por parte del trabajo.
En cuanto a capacitación laboral, Cuernavaca, Querétaro y Veracruz presentan los menores porcentajes de población ocupada que es capacitada para el trabajo.
En torno al ingreso como factor para la movilidad salarial, la investigación señala que tampoco es homogéneo. Oaxaca, Monterrey y Durango presentan los valores más bajos del índice de movilidad neta de ingresos.
En tanto, las zonas metropolitanas que redujeron en mayor medida su desigualdad de ingresos al cuarto trimestre de 2022 fueron Veracruz, Querétaro y León, con reducciones superiores al 15 por ciento. Esta reducción provino principalmente de quienes aumentaron sus ingresos. Por el contrario, Oaxaca, Toluca, y Mérida aumentaron en mayor medida su desigualdad, con aumentos superiores al 14 por ciento, fundamentalmente por el efecto de quienes redujeron sus ingresos.
De forma similar, la permanencia en el quintil de mayores ingresos es muy semejante entre zonas metropolitanas, entre 57 y 58 por ciento, así como el porcentaje de población que cae de este quintil al de ingresos más bajos, alrededor de cuatro por ciento. Este resultado muestra una gran homogeneidad de la movilidad de los ingresos laborales en las grandes zonas urbanas, dado que cambiar de zona metropolitana no parece alterar las probabilidades de cambio de estrato socioeconómico una vez establecido en alguno de los extremos de la distribución del ingreso laboral.
El estudio señala que 12 zonas metropolitanas presentan movilidades netas negativas en sus ingresos, mientras 17 tienen movilidad positiva, entre las que se encuentra la de Guadalajara. En general, la movilidad neta en las zonas metropolitanas es superior a la del promedio del país (incluyendo zonas rurales y urbanas), con 19 zonas superando la media nacional.
El Octavo Boletín de Movilidad Social en el Mercado de Trabajo concluye que la movilidad en el mercado de trabajo continúa su trayectoria de normalización a condiciones previas a las de la pandemia. La estabilización de la movilidad laboral se da a los niveles relativamente bajos que la caracterizaron, con la posible excepción de la capacitación laboral.