Tras cinco meses de que el COVID-19 se instalara en México con gran fuerza y tras los esfuerzos fallidos impulsado por las autoridades, cinco exsecretarios de Salud se dieron a la tarea de elaborar un análisis preliminar y recomendaciones urgentes con la intención de contribuir a generar una nueva estrategia para contener la pandemia en el país, toda vez que el país requiere “un cambio en la política, escapar del escenario inercial para salvar miles de vidas. No es sólo que se pueda; es que se debe”.
El documento intitulado La gestión de la pandemia en México fue elaborado por Salomón Chertorivski, José Ángel Córdova, Julio Frenk, Mercedes Juan, José Narro y Guillermo Soberón y está dedicado a la memoria “a las víctimas mortales de la pandemia. En reconocimiento al valor y la entrega de nuestro personal de salud”.
En el estudio realizado por 40 especialistas, además de los exsecretarios, propusieron desarrollar un nuevo plan, un segundo intento de control de la pandemia que “tome en cuenta nuestra experiencia –aciertos y fracasos– y las lecciones del mundo.
“Un segundo intento, coordinado y discutido con todos los gobiernos y comandado por el Consejo de Salubridad General, cuyo principio operativo sea la búsqueda de la mejor y mayor información y la convocatoria sincera a la ciencia y un nuevo tipo de disciplina social”.
En el capítulo XI del documento, “Recomendaciones urgentes: hacia un segundo intento de control de la pandemia”, se destaca la necesidad de evaluar, corregir y reorientar la gestión contra la pandemia, lo cual ha sido una práctica impulsada desde el interior de la Organización Mundial de la Salud (OMS), pero también desde países como Inglaterra o España, los cuales han conformado comisiones independientes con ese propósito.
Como resultado del análisis, los exsecretarios presentaron 14 recomendaciones, las más importantes, que a su consideración deben implementarse para atacar la pandemia con eficacia.
Hacia un nuevo modelo
1. Prepararse para convivir con el virus durante un largo tiempo. La población deberá estar consciente que el COVID será una epidemia larga por lo que no deben relajarse las medidas como el confinamiento.
2. Recolección de la mayor cantidad de datos y de la mejor calidad posible. Destacaron que la conformación de una base de datos nacional de contagios y de contactos, ubicación e intensidad, en la que se recopile la mayor información posible, fundamento indispensable de las estrategias siguientes.
3. Hacia una epidemiología de precisión. Es preciso ejecutar una campaña nacional de pruebas, tanto de infección (PCR) como de anticuerpos (serológicas), todo lo amplia que nos sea posible para alcanzar un nivel de representatividad suficiente y conocer el movimiento real que el nuevo coronavirus ha desplegado en la sociedad mexicana.
4. Encuesta serológica a los mexicanos. Elaborar una encuesta serológica a nivel nacional para hacer una estimación de la población que ha tenido el virus y, por tanto, generaron anticuerpos. Esta información es clave para la política sanitaria de los siguientes meses y para descifrar y ubicar territorialmente las medidas nuevas y las que debemos reforzar.
5. Plan nacional de ocho semanas para controlar la pandemia. Este propósito puede ser la base para restablecer la coordinación con todos los gobiernos –federal, estatales– con todos los sistemas de salud, públicos y privados, los cuales a partir de los mapas de infección pueden planear las medidas subsecuentes hacia un nuevo periodo extraordinario de seis a ocho semanas para el genuino control de la epidemia (el tiempo promedio que han necesitado otros países en ese objetivo).
“La salida de esta crisis no es espontánea ni será mágica, es cuestión de acciones coherentes, discutidas y acordadas con toda seriedad y rigor”.
6. Modificar la directriz “Si te sientes mal, quédate en casa”. Ha sido fuente de muchas confusiones y equívocos, de fallecimientos que pudieron evitarse: casi 80 por ciento de las personas que han muerto durante la epidemia carecieron de la atención especializada requerida.
7. Mejorar y unificar la atención a los enfermos. Evaluar el desempeño diferenciado de las diversas instituciones del sector salud en la atención de los enfermos para reconocer aprendizajes y enfocar mejor los recursos y esfuerzos en el resto de la pandemia.
8. La disciplina social determinará (también) el control de la epidemia. Es de suma importancia desplegar una poderosa campaña de comunicación y formación sanitaria –la más importante que se haya realizado en el país– para extender y naturalizar nuevos hábitos. Especialmente, el uso generalizado y obligatorio de cubrebocas en lugares públicos y cerrados, la higiene frecuente de manos y la distancia física.
9. Más allá del sistema de salud: la política y la cooperación gobierno-sociedad. La etapa que sigue no puede concebirse como una labor de epidemiólogos y de laboratorios. En México el control de la pandemia se juega también en el cambio de política y en la disciplina social. La coordinación entre gobiernos y la comunicación masiva adecuada.
10. Una política económica que haga posible quedarse en casa. La política económica es indisociable de la política sanitaria y debe alinearse a la misma gran directriz: que sea posible quedarse en casa.
11. La mejor ciencia y los mejores científicos de México contra la pandemia. Es necesario integrar un comité compuesto por los mejores y más competentes científicos mexicanos para la evaluación de las decisiones de política contra la pandemia.
12. Una vigorosa ley de cuarentena para la coordinación institucional y la disciplina social. El Poder Legislativo puede y debe intervenir en esta nueva política pública, atendiendo el hecho de que no estamos ante la única ni la última pandemia que enfrentará el mundo y nuestro país.
13. Campaña de vacunación extraordinaria contra la influenza estacional. Es necesario implementar una campaña de vacunación especial y extraordinaria (2020) para proteger a nuestra sociedad de la influenza estacional, para evitar el estrés del sistema de salud.
14. Preparar la logística de vacunación. El gobierno mexicano y la iniciativa privada están haciendo diversos preparativos para la obtención masiva de los tratamientos y vacuna. Bien que así sea, pero esto requiere una planeación adicional en el sistema de salud que prepare su resguardo y la distribución justa y eficiente de tratamiento y vacuna entre la población mexicana.