El monumento de Cristo Rey en el cerro del Cubilete recibió a más de 38 mil jóvenes, quienes peregrinaron hacia este emblemático lugar para dar testimonio de su fe y refrendar su compromiso para trabajar en favor de la paz de México y exigir justicia por la sangre derramada por los mártires, no sólo de la iglesia, sino también por quienes son víctimas de la inseguridad, la violencia y la desigualdad.
En el Valle Juan Pablo II, los jóvenes que poco a poco llegaban en el transcurso de la madrugada, se unían al concierto de adoración, algunos aprovechaban para confesarse con los sacerdotes que se ofrecieron para administrar este sacramento y otros más escuchaban el testimonio de quienes conocieron a Juan Bosco y César Fernando, los jóvenes que hace 50 años en una marcha similar, fueron asesinados por enemigos de la Iglesia quienes de esta manera amedrentaron a la gente con la finalidad de que declinaran en manifestar su fe peregrinando hasta el monumento a Cristo Rey, lo cual no lograron ni tampoco acabaron con el ardor de los fieles para continuar expresando públicamente su fe.
Primero soportaron el frío, después el cansancio y los rayos del sol, pero nada hizo mella en los jóvenes que nunca perdieron el ánimo que manifestaban a veces con porras, otras con cantos y gritos de ánimo de unos a otros que sirvió de impulso para llegar a la cima y llegar a la misa preparada para la ocasión.
Comprometidos, no indiferentes
Andrea Pineda Perea, presidenta de Testimonio y Esperanza, fue un acto de fe, unidad y compromiso con el legado cristiano… “Durante esta conmemoración los jóvenes católicos enviaron un mensaje claro a México: Esta tierra pertenece a Dios, en un país donde las noticias de violencia, injusticia y desigualdad son frecuentes, el cristiano no puede permanecer indiferente.
“Este encuentro fue una invitación a vivir para servir a construir un México lleno de esperanza y a actuar con amor y disposición personal hacia quienes más lo necesitan”, enfatizó.
Añadió que en esta ocasión la peregrinación tuvo como lema “Que nuestras huellas nos lleven a la eternidad” para recordar a generaciones pasadas que con esfuerzo y sacrificio, sembraron en el corazón de los jóvenes el amor por Cristo y por su prójimo, además de ser un homenaje a los mártires mexicanos que con su sangre fertilizaron la fe de nuestro país.
Pineda Perea indicó que los asistentes a la marcha vistieron de rojo como símbolo del martirio de los cristianos a lo largo de la historia del país, pero también de las víctimas que han sufrido por la causa de la inseguridad, la violencia y la desigualdad.
La dirigente juvenil señaló que “este acto de desagravio fue dedicado a todas las víctimas de la delincuencia organizada, a los migrantes, a los adultos mayores, a los niños abortados y a todos aquellos que claman por una dignidad”.
Por su parte, el arzobispo de León, Jaime Calderón Calderón, indicó que después del asesinado de dos sacerdotes jesuitas en Chihuahua, la Iglesia se cimbró y por ello se esforzó en conjuntar esfuerzos para que se diera la paz en el país trabajando en la dimensión social.
“Nuestra fe cristiana-católica tiene una dimensión social que significa que lo que profesamos en el templo lo tratamos de vivir en la sociedad”.
Apuntó que a pesar de que los sacerdotes y religiosos están involucrados en estos trabajos, muchas veces su labor queda limitada debido a las leyes que les rigen en el país, por lo que los laicos tienen un papel fundamental en la construcción de la paz y las mejores condiciones de vida para todos.
Subrayó que si los mexicanos queremos corregir los problemas que hoy tenemos en el país, es necesario que toda la sociedad se involucre sobre todo en el tema de la educación, la cual tiene que ser de las familias, escuelas y de la sociedad en general.
Libertad religiosa
En otro aspecto, Marco Adame Castillo, presidente fundador de Testimonio y Esperanza, destacó que las exigencias que los laicos reiteradamente hacen cuando participan en la vida pública es por la libertad religiosa.
“Libertad significa respeto, reconocimiento, suma de toda la capacidad de aportación de la Iglesia, de las Iglesias, la construcción de una sociedad más justa, más fraterna, más según Dios.
Más que estar viendo una situación de ataques reiterados que no deja de haberlos en distintos momentos es la exigencia del pleno respeto y la garantía de la libertad religiosa, el derecho que tenemos los mexicanos, los ciudadanos mexicanos de ejercer nuestra fe y no sólo de manera privada, sino también pública, y esto implica la capacidad de los laicos, de los católicos que trabajamos en la vida pública, en la sociedad para enriquecer y compartir la vida económica, política, social, en todos los ámbitos en donde los laicos participamos.
“Y ahí hay un tema muy importante, la exigencia de justicia, el respeto a los derechos fundamentales, cuando estos se violentan se atenta contra la dignidad humana y en ese sentido estamos siempre en la disposición no sólo de respaldar toda iniciativa de paz, también exigir a las autoridades el cumplimiento de su responsabilidad y respaldar a los señores obispos a este acuerdo de paz al que han convocado y también pendientes de señalar cualquier situación que atente contra la libertad religiosa o pretenda negar derechos fundamentales”.
En este aspecto, Andrea Pineda abundó que existen muchos católicos que han sido asesinados e independientemente si ha sido por cuestiones de fe, hay víctimas y México requiere de paz. No solamente es hablar de persecución religiosa sino de persecución a la dignidad humana, y como católicos tenemos una responsabilidad muy simple: velar por esa dignidad humana, no solamente por ser jóvenes, por ser ciudadanos porque el católico no solamente es católico es ciudadano y por ende tiene la responsabilidad cívica y religiosa que no están peleadas.
Hablar de la persecución religiosa y del próximo centenario de la guerra cristera, claro que es hablar de todas esas vidas que se perdieron por injusticias y por injusticias sociales, y que a pesar de eso el mexicano tiene que recordar su historia, reconocerla y hacerla suya para evitar que aquello que afectó a toda una nación no la vuelva a afectar.
¿Estás de acuerdo que toda la sociedad debe estar comprometida para construir la paz en México?