La disputa por la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados marcará el rumbo de los trabajos legislativos, y en caso de que el PRI no la encabece podría afectar los planes de Morena para concretar la agenda política del presidente.
La presidenta de la Mesa Directiva, Laura Angélica Rojas Hernández, declaró legalmente instalada la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, para funcionar durante el Primer Periodo de Sesiones Ordinarias del Tercer Año de Ejercicio de la LXIV Legislatura.
El primer escollo de este nuevo periodo ya lo están protagonizando el PRI y el PT quienes se disputan la presidencia de la Mesa Directiva que dejará la panista Laura Rojas el 5 de septiembre, periodo que se extendió por unos días al no concretarse la aprobación de la priista Dulce María Sauri Riancho para encabezar los trabajos en el último año de la actual legislatura.
En el caso de que la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados no sea encabezada por el PRI, podría crearse un clima muy polarizado que atentaría contra el funcionamiento de la Cámara baja, y la posible presidencia de un perfil radical como el de Gerardo Fernández Noroña afectaría no sólo los trabajos, sino también la imagen de Morena en pleno año electoral, prevé un análisis de la consultora Integralia.
En un reporte especial sobre el inicio del periodo de sesiones del Congreso, Integralia destaca lo importante que resulta para Morena mantener el control durante el periodo de sesiones que inicia, ya que tienen como meta concretar las reformas de la agenda presidencial ante la posibilidad de que en los próximos comicios no retengan la mayoría calificada.
Es por ello que se prevé que Morena retome su posición como grupo mayoritario a fin de evitar que la oposición frene los cambios predeterminados por la agenda del presidente. Pero también, ve posible que el PRI se radicalice sumándose a esfuerzos conjuntos con el PAN y MC.
“Sin embargo, mientras el bloque opositor tiene más peso en el Senado debido a que se requiere de sus votos para alcanzar mayoría calificada, en la Cámara Baja el papel de la oposición continuará siendo endeble debido a que Morena alcanza –con sus aliados– la mayoría calificada”, destaca.
En su análisis, Integralia vislumbra tres riesgos principales en el nuevo periodo ordinario:
En primer lugar, lo que corresponde a los efectos de la discusión del Paquete Económico 2021 sobre el federalismo y las atribuciones presupuestarias del presidente. En segundo lugar, el impacto del proceso electoral y la elección de Morena sobre la cohesión de la bancada y, en tercer lugar, el efecto de las sesiones semipresenciales sobre los trabajos del Congreso.
En torno a la discusión del Paquete Económico, Integralia prevé dos riesgos, el primero de ellos es que, si bien el presidente se comprometió a revisar el pacto fiscal, no se prevén cambios sustantivos toda vez que el Ejecutivo federal no cederá ante un mayor gasto federalizado que implique: mayores o nuevos impuestos; mayor deuda, o ponga en riesgo el financiamiento de sus programas y obras insignia. Y alerta que “esta negociación podría generar una ruptura política entre la federación y la autodenominada ‘Alianza Federalista'”.
Además, otro de los riesgos, destaca el informe, es que, con el objetivo de ampliar recursos sin recurrir a deuda o aumento o creación de impuestos, es probable que se pretenda con más persistencia que el presidente amplíe sus facultades en materia presupuestaria, lo que implicaría la aprobación de la extinción de fideicomisos y la modificación a la Ley de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, sin descartar nuevas iniciativas en el mismo sentido.
Otro de los factores que impactarían en este periodo ordinario de acuerdo con Integralia, es que una vez iniciado el proceso electoral 2021, que arrancará el 7 de septiembre, la cohesión del grupo parlamentario de Morena enfrente escollos, por un lado si se diera el caso de que se les impida competir, mientras que si algunos legisladores pidieran licencia para hacer campaña, sus curules serían ocupadas por suplentes o si alternan su trabajo legislativo con el de candidatos los distraería de sus encargos. “En ambos casos, la cámara será un espacio de resonancia política, pero sin trabajo técnico para aprobar la legislación”, enfatiza el análisis.
Otro de los aspectos que repercutirá internamente en las fuerzas internas de Morena se dará con respecto a quien ocupará la presidencia de ese partido. En el caso de que Mario Delgado sea el nuevo dirigente nacional del partido, la elección del nuevo coordinador enfrentará a duros y moderados en el Congreso y puede generar vacíos temporales además de afectar la consolidación de la agenda de la llamada 4T, la cual, para el presidente, debe estar concluida en diciembre de este año en el plano legislativo.