PSIC. GENOVEVA MUÑOZ ALVAREZ MASTER EN EDUCACION Y TERAPIA FAMILIAR ATENCIÓN PREVIA CITA TEL. (044)921-13-6-98-92 Facebook: Consultorio Psicológico (Psicóloga Genoveva)
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El vivir es un arte, bajo la perspectiva de encontrar la belleza en todo lo que se hace, se siente y se experimenta. La vida está constituida por un sinfín de eventos que son interpretados por quien los vive, es responsabilidad de cada individuo dar significado a lo que su vida le presenta.
Así pues, lo que para alguien puede ser agradable para otro puede ser desagradable, para lo que uno interpreta como alegría otro puede interpretarlo como tristeza y así con todos y cada uno de los eventos, tal como se está viviendo actualmente con el confinamiento social, hay personas que están aprovechando la ocasión para disfrutar en familia, para descansar, para reinventarse personal y laboralmente, muchos otros están estudiando algo nuevo; y hay quienes están molestos esperando que todo termine, desesperados por volver a su vida pasada, con miedo de salir, con miedo de trabajar, con una tristeza profunda porque las cosas no son como las esperaba…
Estas interpretaciones de la vida presente tienen mucho de referencia en la vida pasada, las experiencias guardadas en la memoria hacen frente a situaciones similares experimentadas en el aquí y el ahora, e incluso influyen en gran medida en el cómo se actúa, lo que se dice, lo que se piensa. Es inteligencia de cada persona el cómo utilizar dicha memoria.
Por supuesto que el párrafo anterior es mucho más fácil de leerse que de llevarse a cabo, se requiere de una conciencia constante para poder tener pleno conocimiento sobre lo que se decide hacer en el aquí y el ahora sin que el pasado delimite una respuesta condicionada y automática. Sin embargo, es posible lograrlo con un trabajo constante de reflexión e insight, y sobre todo vivir en plenitud el instante presente.
Por ejemplo, una persona que ha sido asaltada en una calle por la que transita para ir a su trabajo, podría decidir “nunca más” pasar por ahí, mientras que otra podría decidir pasar nuevamente acompañada, tomar medidas precautorias sobre quiénes están por ese rumbo, llevar un objeto de defensa como el gas lacrimógeno o simplemente comprender que estuvo en el lugar y momento indicado para otro, más fue un evento que antes en su diario caminar por esa calle no había ocurrido.
O bien, cuando una chica ha sido engañada por su novio con su mejor amiga y decide no tener novios “nunca más”, o no presentarle a sus novios a su mejor amiga. Esto mientras otra persona puede interpretar que el chico que era su novio poseía características que favorecieron el suceso, que ella eligió como amiga a alguien que no tenía una escala de valores similares a los suyos donde la lealtad fuese importante, o simplemente que el interés que él tenía en ella desapareció.
Cuando una persona tiene la capacidad de enfrentar las dificultades, problemas, traumas que se le presenten aceptando las consecuencias que se manifiesten y respondiendo con amor (conciencia plena de la individualidad de cada ser, comprendiendo su esencia y propia escala de valores), entonces se habla de resiliencia.
La resiliencia es la capacidad que tienen todas las personas de abordar un evento difícil, vivirlo, resolverlo y tomar un aprendizaje dignificante de ello. El tema en cuestión ha sido tomado de la ingeniería donde se hace referencia a la cantidad de energía que toma un objeto al momento del impacto justo antes de romperse, y ha sido aplicado ya a diversos ámbitos como lo son la ecología, la sociología y la psicología.
En la ecología la resiliencia refriere al conjunto de organismos que pueden enfrentar los cambios inesperados en el medio sin alterar la forma en la que interactúan con él. Es decir, continúan viviendo en el medio sin dañarlo y se adaptan de una forma equilibrada tanto para el ecosistema como para ellos mismos.
Bajo este concepto, la resiliencia podría ser igual a tener dificultades en el trabajo inesperadamente y continuar trabajando sin perjudicar la calidad del mismo ni el bienestar personal.
Como se mencionó la resiliencia es una capacidad, como tal, se inicia su desarrollo en la infancia y puede ser aprendida. Sin embargo, depende mucho de las capacidades personales de cada individuo y la forma que elige de enfrentar la vida.
Para la ecología un ecosistema con buena resiliencia es el que contiene una gran cantidad de especies y esa misma diversidad es lo que le permite sobrellevar las diversas alteraciones que puedan surgir en el ambiente. Interesante resaltar que los serse humanos vivimos también en un ecosistema y si no de diversas especies, sí con personalidades diferentes.
He aquí la gran capacidad de una persona resiliente, es quién podrá comprender que entre más individualidad posean los hombres y mujeres mayor capacidad de crecimiento tendrá el medio en el que se desenvuelve, de igual forma la variedad de personalidades, idiosincrasias y demás. Quien no ha desarrollado la resiliencia puede ver esto como algo negativo o en contra del bienestar.
Ser resiliente es de acuerdo a Víctor Frankl como la capacidad de afrontar el sufrimiento, reconstruirse y no perder la capacidad de amar, de luchar, de resistir, no es una destreza que hay que dominar, sino una realidad que hay que descubrir, que hay que practicar.
Afrontar es ser responsable del sufrimiento, consciente de que sufrir ha sido la propia elección y comprendiendo amorosamente que la historia de vida poseída hace permeable dicho sentir, es responsabilizarse de lo que se hace, se dice, se piensa, se cree; mientras que enfrentar es sólo como se dice vulgarmente agarrar al toro por los cuernos, no obstante, suele tomarse al toro por los cuernos sin conciencia de lo que puede suceder, como una forma de hacerle frente a lo que ocurre. No se trata de dar la cara y hacer algo para enfrentar el sufrimiento, problema, dificultad, reto… sino, tomar conciencia y responsabilizarse de lo que se hace, tomar la decisión con calma, en paz y sapiente de lo que puede ocurrir o dejar de ocurrir. Asumir, apropiarse y apoderarse del sufrimiento y dar un nuevo significado, resignificar el sufrimiento.
El confinamiento social genera miedo, desconfianza y sentimientos encontrados que de momento pueden nublar la razón y el actuar, más es también un hecho que requiere ser afrontado, responde: ¿estás dando una respuesta responsable en medio de la contingencia?, ¿dicha respuesta te hace sentir en paz y armonía contigo mismo?, ¿esa es tu respuesta correcta?, ¿es la respuesta que la vida te demanda en este momento de tu vida?
Reconstruirse, es aceptar el momento desagradable (sufrimiento, dolor, dificultad, problema, estrés, enfermedad, catástrofe) como parte de la vida personal y crecer a través del él. Ello implica abandonar el dolor y el sufrimiento para acomodar el evento vivido en la vida y darle un nuevo sentido, un sentido positivo. Afrontar y reconstruir, no es pelear y evitar, es resolver y aceptar.
Claramente esto es un proceso, dependiendo de la capacidad de resiliencia de cada individuo es el tiempo que requerirá para lograr resolver, aceptar y así reconstruirse. La situación social actual ha forzado a las personas a abandonar un estilo de vida y como toda pérdida la consecuencia es un duelo, y éste a su vez un proceso.
Responde: ¿en qué parte de tu proceso de duelo estás?, ¿te has permitido vivirlo o simplemente te has resistido?, ¿te estás permitiendo avanzar en él?, ¿te has permitido ser acompañado, escuchado, comprendido?, ¿estás reconociendo tus pensamientos, miedos, ideas, sentimientos y comportamientos a causa de lo vivido?, …
Recuerde que buscar ayuda a tiempo reduce mucho el sufrimiento y ante el sufrimiento, buscar ayuda es mejor opción.