PSIC. GENOVEVA MUÑOZ ALVAREZ MASTER EN EDUCACION Y TERAPIA FAMILIAR
TANATÓLOGA ATENCIÓN PREVIA CITA TEL. (044)921-13-6-98-92 FACEBOOK: Consultorio Psicológico (Psicóloga Genoveva)
Ir a consulta psicológica aún es un tabú, la gente tiene la creencia de que quienes asisten al psicólogo son quienes están locos. Debido a esta concepción errónea es que muchas personas se resisten a buscar asistencia de los profesionales de la psicología.
La psicología estudia la mente y la conducta, es decir, los procesos mentales como son la memoria, la razón, la comprensión, la observación, el análisis, la deducción, la intuición, la ideología, los intereses, los pensamientos, las ideas, la reflexión, la meditación, la percepción, la atención, y todo aquello que pase por nuestra mente, ilusiones, temores, miedos, ideales, metas, objetivos, desilusiones, tristezas, alegrías, motivaciones, frustraciones, …
Al hablar de la conducta se hace referencia a todo aquello que el sujeto actúa, todo lo que hace: pararse, sentarse, brincar, gritar, callar, bailar, caminar, vestirse, hablar, cantar, dormir, mirar, observar, gesticular, correr, su posición corporal habitual o ante diversas situaciones, respirar, comer, escuchar, amar, abrazar, regañar, coquetear, …
La finalidad de la psicología es estudiar cómo es un individuo, cómo piensa, cómo siente, cómo actúa, cómo se comporta e identificar que todo esto que él hace sea de forma sana y funcional principalmente para sí mismo, para su vida y para la convivencia con los demás.
Cuando un comportamiento, un sentimiento, un pensamiento, una emoción o una habilidad del pensamiento (la memoria, la razón, la comprensión, la observación, el análisis, la deducción, la intuición, la ideología, los intereses, los pensamientos, las ideas, la reflexión, la meditación, la percepción, la atención, y todo aquello que pase por nuestra mente, ilusiones, temores, miedos, ideales, metas, objetivos, desilusión, tristezas, alegrías, motivación, frustración, …) se alteran y dicha alteración afecta a la persona impidiéndole disfrutar plenamente de su vida o de la convivencia con otros es cuando existe la necesidad de acudir al psicólogo, sobretodo sí se ha intentado recuperar el equilibrio y no se ha tenido éxito, o no se han obtenido los resultados deseados.
Nótese que una alteración es sólo aquello que cambia o modifica la manera habitual de pensar, sentir o comportarse de un sujeto, lo que rompe con su equilibrio preestablecido, comúnmente llamado normal. No se está hablando de una alteración grave del funcionamiento normal de la persona, de su mente, de su sentir o de su actuar que es difícil de combatir o eliminar. Sino tan sólo de una alteración leve.
Si se sigue lo anterior al pie de la letra entonces se comprenderá que, si la tranquilidad de un individuo se ve alterada por sentir estrés, ésta alteración leve puede ser un motivo de consulta psicológica. Sin embargo, una realidad social es que la gente acude con los especialistas cuando su padecimiento es grave, incontrolable, aparentemente incurable o incurable.
Al llegar a estos niveles de alteración en el organismo, la mente, los sentimientos, las emociones y el comportamiento, la situación a atender para que el sujeto recupere su estabilidad normal puede requerir tanto el apoyo profesional especializado en la psicología como en la psiquiatría.
De ahí la idea de que los psicólogos atienden a los locos, pero ¿qué significa estar loco?
Loco es todo aquel que se encuentra trastornado o desquiciado en sus facultades mentales, es decir, toda persona que se encuentra alterada, perturbada o confundida y tenga dificultades para entender, comprender o distinguir el bien del mal y lo verdadero de lo falso, o actuar sin sensatez, imprudencia o desacierto.
Entonces, La persona “X” va caminando por la calle y se topa con la persona “Y” que le mira despectivamente, la persona “X” se voltea enojada y le grita: qué me ves #¡#!#¡#!, acto seguido le da un golpe, la persona “Y” se queda espantada y no emite respuesta, ni cuando es golpeada. Ante este suceso la persona “X” ¿se encuentra tranquila, equilibrada o lúcido?, ¿está comprendiendo entre lo bueno y lo malo?, ¿es real que la persona “Y” lo miraba despectivamente o sólo fue su interpretación?, ¿la persona “X” actuó con sensatez, prudencia y acierto?, si una de las respuestas para estas interrogantes es no, quiere decir que la persona “X” está loca.
Ahora, la persona “Y” ¿se encuentra tranquila, equilibrada o lúcido?, ¿está comprendiendo entre lo bueno y lo malo?, ¿está bien que, si alguien está agrediendo a la persona “Y” ésta no se defienda o no haga nada?, ¿la persona “Y” actuó con sensatez, prudencia y acierto?, si una de las respuestas para estas interrogantes es no, quiere decir que la persona “Y” está loca.
Es equívoco creer que sólo se debe acudir al psicólogo cuando las cosas son negativas, es decir, al hablar de alteración o cambio también se abarca la felicidad extrema, la motivación en todo momento y constante, la alegría exagerada e interminable, el sentirse extremadamente seguro, el amarse en exceso. Si bien es claro que la salud es un equilibrio, el estar desbordado en otro extremo sería no sano.
Por ejemplo, la persona 1 se encuentra constantemente feliz y piensa positivo, la persona 2 se encuentra muy triste casi siempre y sus pensamientos son más negativos. Se da la oportunidad a ambas de probar saltar de un paracaídas y la persona 1 sin preocupación, con toda la seguridad que siente dice que sí y sin pensarlo dos veces ni investigar más decide hacerlo y lo hace. En cambio, la persona 2 cuestiona la seguridad del acto, si alguien le acompañará pues nunca lo ha hecho antes, pregunta la altura a la que deberá saltar, el lugar en dónde brincarán, la experiencia de vuelo del piloto, y un sinfín de situaciones que le preocupan y atemorizan, piensa que es peligroso, que puede tener un accidente y más, y decide no saltar.
Analizando, ¿se encuentran tranquilos, equilibrados o lúcidos alguno de ellos?, ¿están comprendiendo entre lo bueno y lo malo?, ¿es real lo que piensan?, ¿actúan con sensatez, prudencia y acierto?, si una de las respuestas para estas interrogantes es no, quiere decir que están locos.
Los ejemplos anteriores sólo clarifican que todos los seres humanos actuamos con locura en diferentes momentos de la vida e incluso en diferentes momentos del día. Sin embargo, como dichos comportamientos o dicha locura pareciera no afectar a nadie, o no
afectar a quien la vive, entonces éste no la evalúa como algo grave y sigue su vida de manera normal.
La situación se agrava con el tiempo y cuando comienza a generar conflictos con personas cercanas, en el colegio, en el trabajo, en la familia, con los amigos, es cuando se le pone atención, es cuando se recurre al psicólogo y el problema es mayor.
Ahora supongamos que la persona “X” en una de esas peleas en las que acostumbra a reaccionar intrépidamente ocasiona un daño físico a otra persona o la muerte. Es cuando decide tomar terapia psicológica y posiblemente el psicólogo también lo refiera a psiquiatría para que el especialista le apoye con medicamentos que puedan favorecer su tranquilidad y así poder trabajar con su mente en claridad.
Cuando se habla de comportamiento, un aspecto importantísimo a tomar en cuenta es que el ser humano tiene la capacidad de obtener un aprendizaje conscientemente y uno inconsciente. El aprendizaje consciente será aquél que se ha propuesto adquirir y el aprendizaje inconsciente será el que se adquiere sin darse cuenta de que se ha aprendido, incluso sin haberlo querido.
El aprendizaje consciente cumple con satisfacer la necesidad de aprendizaje del individuo, más el aprendizaje inconsciente es aquél que es captado por nuestra mente sin darnos cuenta de que está siendo fijado en la memoria. El aprendizaje inconsciente también da respuesta en la vida diaria, cuando por ejemplo se da cuenta que ha actuado justo como su padre lo hacía, como vio que otra persona lo hizo, como miró en la televisión, en un programa, en una película, en una novela, entre otros.
La capacidad del ser humano de aprender de todo lo que le rodea le hace un poco complejo este proceso, es posible que el sujeto tenga comportamientos de los que no se dé cuenta, los cuales aprendió de su familia u otro lugar y sólo los ha copiado y reproducido sin analizar conscientemente si son los mejores. De tal forma, que cuando dichos comportamientos aprendidos le comienzan a generar conflicto se ve en la necesidad de tomar conciencia acerca de ellos y modificarlos por unos mejores o funcionales, tras varios intentos fallidos recurre a tomar terapia para hacer ayudado por un especialista de la conducta y así obtener nuevos aprendizajes que favorezcan su salud mental y su convivencia con los demás.
Para acudir al psicólogo no es necesario que el motivo de consulta sea grave, es necesario percatarse de una alteración o cambio en nuestros pensamientos, sentimientos, emociones o conducta que estén dificultando disfrutar de la vida plenamente.
¿Cuándo acudir al psicólogo? Cuando nos encontramos frente a un cambio en nuestras vidas que está generando alteración en uno mismo o quienes nos rodean y nos damos cuenta que está siendo difícil.
Recuerde que buscar ayuda a tiempo reduce mucho sufrimiento y que ante el sufrimiento buscar ayuda es mejor opción.