PSIC. GENOVEVA MUÑOZ ALVAREZ MASTER EN EDUCACION Y TERAPIA FAMILIAR
TANATÓLOGA ATENCIÓN PREVIA CITA TEL. (044)921-13-6-98-92 FACEBOOK: Consultorio Psicológico (Psicóloga Genoveva).
Hola querido lector, la finalidad del presente texto no es darle indicaciones de cómo salvaguardar su integridad física en la contingencia, ni hablar de los instrumentos a utilizar para la misma, más bien está dirigido a resguardar su estado psicológico y emocional, haciendo que la contingencia se acerque lo más posible a la normalidad.
Antes de abordar el tema planteado, cabe identificar qué es la normalidad, qué es lo normal. El término hace referencia a la norma y a lo natural, por lo que se define como una norma que se ajusta a lo natural. No obstante, se emplea para hacer referencia simplemente a la norma o regla.
Para los individuos lo normal es lo común, lo habitual, lo que más se ve, lo que más sucede, lo que más de oye, lo que más se hace, lo que más se siente, lo que más de piensa. Por ejemplo, cuando en México sales a la calle y ves a los hombres usando pantalón, eso es normal; si sales a la calle y ves a los hombres usando falda, como no es lo habitual, ni mucha gente lo hace en el país, aunque en otros países sí, aquí en México ese comportamiento no es normal. Décadas atrás era normal que las mujeres usaran falda y vestido, cuando comenzaron a hacer uso del pantalón quiénes lo hacían se veían como extraños, fuera de contexto, rebeldes, “anormales”; sin embargo, ante el excesivo uso del mismo ahora es más normal ver a las mujeres de pantalón que usando vestidos.
Los jóvenes por ejemplo, al entrar al colegio antes se solicitaba llevaran corte militar, sin cabello teñido, sin maquillaje ni uñas pintadas, y eso era lo normal, aunque a disgusto de los muchachos, pero sabían que eran las normas (normal) del colegio, ahora es posible ver a los chicos llegar a la escuela con el cabello teñido, uñas negras, cabello largo, o diversas características que marcan su individualidad en el momento, y actualmente eso es normal.
A nivel social el respeto al derecho ajeno es la paz, era una frase que prevalecía como código moral y eso era normal, quiénes no seguían con esa norma ética y moral eran descalificados e incluso castigados socialmente por estar fuera de la normalidad, la sociedad ha dado vueltas y ese código ya no se respeta en su totalidad, la gente está envuelta en agresividad, defensividad, falta de interés por los demás, los vecinos ya no son amigos, los niños ya no pueden salir a jugar a la calle, por tantas situaciones de corrupción y violencia, y ese comportamiento ahora es normal.
Los matrimonios antes eran más largos y era normal, ahora son más cortos o los jóvenes no se casan y es normal. Las familias compuestas eran casi inconcebibles en el pasado y ante las circunstancias de vida actual se están volviendo normales.
Lo normal es relativo, socialmente tiene que ver con las normas que estén prevalecientes, cuando inició la contingencia el uso de tapabocas era algo extraño y fuera de lo habitual, después de 4 meses con el uso del mismo, salir a la calle y ver a las personas que no lo portan, no es normal, acudir a comprar, asistir a cita médica y no hacer uso de este no es normal. Lo normal ahora es usar el tapabocas al salir de casa en todo momento.
La normalidad se va modificando socialmente de acuerdo a lo que acontece y es más frecuente, por lo que la intención de hacer de la contingencia una normalidad, consistirá en dejar de verla ajena, en dejar de verla como una usurpación a la vida normal, en dejar de verla con enojo, frustración y comenzar a verla como lo normal, lo habitual, lo común.
La adaptación a este nuevo momento de vida tiene que ver en la capacidad que se tiene para adaptarse a los cambios, todo cambio genera miedo en el individuo por el miedo a lo desconocido, a lo que sucederá, a cómo ocurrirá a cómo afectará y si se será capaz de afrontarlo, de resolverlo; para muchos otros el cambio significa perder el confort, es decir, moverse fuera de su zona de confort, de su zona cómoda y ello genera enojo, frustración, ira, rencor, tristeza. Ésta perspectiva forza al individuo a dar respuestas diferentes, respuestas que puede no estar listo para dar o simplemente ha evitado por el esfuerzo que significa para él o ella, o por las consecuencias que visualiza como posibles.
Cada persona sabe lo que para ella implica el cambio, lo que no sabe es que tiene la capacidad para afrontarlo y seguir avanzando, por lo que entre más se tarde en acceder a él, más tiempo ocupará frustrado, enojado, triste. Ésta capacidad es innata, cuando está oxidada, fuera de uso o perturbada por las situaciones de vida pasadas es necesario buscar ayuda para encontrar nuevamente el camino, si hay una sana relación con la pareja, con la familia, amigos, familiares, estos pueden ayudar; si no se cuenta con ello, buscar ayuda profesional, para algunas personas hablar con un guía espiritual también puede ser útil. Lo importante es abrir el corazón y estar dispuesto a ser acompañado en ese momento de reinvención personal, o reencuentro personal.
Lo primero a realizar es estar dispuesto al cambio, después de ello, valorar que el cambio significa disfrutar de la vida con la contingencia, en medio de la contingencia, y para lograrlo habrá que hacer uso de los medios que se tengan a la mano.
Cabe recordar que el ser humano cuenta con cinco esferas de vida: la esfera personal (que tiene que ver consigo mismo, su equilibrio en cuerpo- mente- emociones- espíritu), la esfera familiar (en ella se encuentran la familia nuclear, papá, mamá, hijos y/o con quiénes se vive), la esfera educativa (es todo aquello que le proporcione un aprendizaje, ya sea formal o informal), la esfera laboral (toda actividad formal o informal que le genere un ingreso económico) y la esfera social (la convivencia con personas fuera de la familia, la escuela, el trabajo).
Para que el individuo se encuentre pleno, requiere un equilibrio en estas esferas, obviamente un proceso de cambio genera un desequilibrio en las mismas, más, la tarea del ente será siempre buscar nuevamente el equilibrio, así sucesivamente hasta que deje de existir.
Entonces, la normalidad en este momento consiste en buscar mantener el equilibrio en las esferas de vida, tomando conciencia de la necesidad de cambio que el momento de vida demanda y haciendo uso de las herramientas de las que se tenga acceso.
Hay que actualizarse, si se iba a caminar, se iba al gimnasio, o a hacer deporte, evite decir, que no puede hacerlo más, busque la manera de continuar haciéndolo desde casa y/o de manera segura, hay grupos en Facebook e instagram que se están dando de manera gratuita en donde se imparten clases de este tipo, clases educativas de diferentes temas, libros gratuitos, y más.
O bien, puedes hacer tu propio grupo con tus amigas y amigos para hacer ejercicio todos juntos en un mismo momento cada quién en su casa, o simplemente llamarles cuando estés haciendo tu actividad física para saberte acompañada. Para otros el compartir lo que hacen en las redes sociales con fotografías y videos está siendo una alternativa para socializar. Ten presente la idea del cambio, pues si lo tuyo es ir al gym y las nuevas opciones son cross fit, ¡adelante¡, ¡inténtalo¡, no decidas si te gusta o no un día, dale la oportunidad una semana y entonces decide.
Mantén una sana alimentación, haz ejercicio; busca algo qué aprender, así sea un postre, una manualidad, un tema de tu interés, inscríbete a un curso que te llame la atención. En la situación laboral, también reinventa tu trabajo o negocio, busca de la manera más sana la forma de continuar con él y si no hay manera, tal vez sea una oportunidad para reinventarte y dar lugar a un nuevo momento laboral en tu vida, visualiza la demanda social y establece en la medida de tus posibilidades y oportunidades tus propias fuentes de empleo. La vida sigue, sólo se transforma.
De igual forma, si solo no te es posible encontrar la respuesta, busca ayuda, pero evita quedarte con las ganas, o darte por vencido antes de iniciar.
A nivel familiar es momento de profundizar en las relaciones interpersonales y ser tolerantes, habrá que aprender sobre la individualidad del otro y respetarla a pesar de verlo más tiempo del habitual, en el caso de los niños habrá que enseñarles a alimentar sanamente sus esferas de vida, aunque en el caso de ellos el juego, la diversión y la socialización requiere de mayor atención, ya que es a través de ello que aprenden y evolucionan. Para favorecer las relaciones interpersonales en la familia, con la pareja, entre hermanos, será imprescindible desarrollar y crecer primero intrapersonalmente, con uno mismo.
De manera social, los cambios serán aceptar a la tecnología como herramienta, herramienta, no parte de la vida, sólo instrumento, medio, por el cual se pueda facilitar el contacto con los que le rodean. Hablar por teléfono con los amigos, si acostumbraba visitarlos hacerles una videollamada, darse el tiempo de sentarse
posiblemente fuera de su casa, hacerse su café, y platicar amenamente con sus amigos, con la familia. Mantener contacto con personas externas al hogar haciendo uso de las redes sociales, es una alternativa funcional, disponga de un espacio para disfrutar dicho espacio y no que sea durante otras actividades como guisar, limpiar, lavar, u otras, brinde la oportunidad al momento de ser disfrutado plenamente.
Todo cambio tiene sus complicaciones, lo normal es modificable día a día, sólo es necesaria la disposición. Encuentra tu sentido de vida en esta contingencia, aprende más de ti, de los tuyos y los no tan tuyos, de tu alrededor y compañeros de vida no elegidos (sociedad), todo momento bien aprovechado da sus frutos de manera natural, permítete ser parte de esos frutos. La naturaleza es sabia y TU eres parte de ella.
Recuerda que buscar ayuda a tiempo reduce mucho el sufrimiento y que, ante el sufrimiento, buscar ayuda es mejor opción