Ella relanzó el bar, con bailarinas, empleados, y el apoyo de familiares, entre ellos su hija, Claudia Vanessa Cruz Hernández, quien era la encargada de la caja.
Coatzacoalcos, Ver.
Karina Hernández Flores, quien era la persona que tenía bajo renta el bar el Caballo Blanco, al momento del atentado mortal que suma 30 víctimas, se marchó de Coatzacoalcos.
Familiares y autoridades confirmaron que Karina Hernández se habría desplazado después de los funerales de una hija que murió en ese atentado, para evitar problemas con la justicia o ser ajusticiada.
Karina Hernández Flores había conseguido el bar bajo renta después de negociarlo con la familia del dueño, el finado Gonzalo Lastro Jiménez. Las versiones indican que ya estaba pagando derecho de piso con un grupo criminal, pero mafiosos contrarios se enteraron y también exigieron su cuota.
Ella relanzó el bar, con bailarinas, empleados, y el apoyo de familiares, entre ellos su hija, Claudia Vanessa Cruz Hernández, quien era la encargada de la caja.
El 29 de agosto Claudia Vanessa Cruz Hernández perdió la vida en el hospital Regional de Alta Especialidad del Puerto de Veracruz, había sido trasladada ahí, al área de quemados, por la gravedad de sus quemaduras.
Uno de los actos más criminales, que consta en la carpeta de investigación, de la que se dio un desglose a la Fiscalía General de la República, es que el primer punto que fue rociado con gasolina, el día del ataque, fue la barra, donde despachaba la primogénita de la empresaria porteña.
«Los maleantes sabían que ahí estaba la hija, y querían hacerle daño por venganza contra la madre por no pagar», dijo una fuente de la familia quien pidió guardar anonimato.
Las investigaciones determinaron que la molestia del grupo que atacó el bar, fue la negativa de Karina Hernández a pagarle cuota también a ellos, una situación similar con el bar La Katrina, atacado en su relanzamiento el pasado 16 de julio.
Ese antro, ubicado a unos metros del Caballo Blanco, fue rociado, igual, con gasolina, y también, por cuatro sujetos armados, jóvenes, de complexión delgada, quienes fueron con el encargado hasta la barra y le exigieron la cuota.
Como éste se negó, fue baleado en distintos puntos del cuerpo, así como la bailarina Daniela Isabel Sánchez, quien sacó la peor parte, pues fue rociada con combustible, la balearon y le prendieron fuego, según la declaración del encargado ante la Policía Ministerial.
En el hospital comunitario de Coatzacoalcos determinaron que la bailarina mostraba al menos el 40 por ciento de quemaduras en el cuerpo.
Sobre el caso El Caballo Blanco, Karina Hernández Flores es descrita como una mujer emprendedora que ya tenía experiencia en el ramo, al haber colaborado en el bar Jafra, propiedad de Laurencio Barrientos.
Junto al Caballo Blanco, el Jafra era de los pocos table dance que persistían en Coatzacoalcos ante las constantes amenazas de la delincuencia organizada, pero también cerró.
«Ella ya no está en Veracruz, huyó, teme ser detenida o localizada por la delincuencia», dijo la misma fuente allegada a la familia bajo anonimato.
Y es que dentro de las investigaciones, también ha salido a relucir que las salidas de emergencia no estaban operando con normalidad, además, no se contaba con extintores.
Todo esto fue omitido por la Dirección de Protección Civil de Coatzacoalcos, que encabeza el morenista David Esponda Cruz, cuya actuación también está bajo investigación.
Otro detalle puntilloso para Esponda, es que una becaria bajo su mando, que estuvo ese día dentro del bar, sin contar con el nivel suficiente, tomó fotos con el equipo de PC, y las filtró a medios de comunicación.
Así, lo último que se supo de Karina Hernández Flores fue que sepultó a su hija en el puerto de Veracruz, y de ahí no se ha dejado ver en redes sociales ni en sus números telefónicos. Para esta nota informativa, se le buscó por varias vías, para saber su situación legal, pero no se pudo establecer contacto.
Antes de ser sustituido temporalmente de su encargo, el Fiscal General Jorge Winckler Ortiz, dijo que «el asunto del Caballo Blanco está completamente resuelto», y que había dado parte a la Fiscalía General de la República (FGR).
FGR informó mediante un comunicado que atraería el caso, solo tuvo acceso a un desglose, la mayor parte de las pesquisas que supuestamente resolvieron el caso, se efectuaron por personal de la FGE.
Sobre él o los responsables del ataque, Jorge Winckler ya no lo pudo informar, pues fue «tumbado» de la Fiscalía por la comisión permanente en el Congreso Local, con maniobras que él mismo calificó de ilegales, y ahora ocupa la mayor parte de su tiempo a evitar ser detenido por la FGR y a su defensa para regresar al puesto y demostrar que fue víctima de abuso de poder.
MAL KARMA EN BARES
El escándalo en el Caballo Blanco tiene antecedentes, en el sur son numerosas las personas que han sido asesinadas y que eran hombres de negocios o criminales que usaban giros negros para operar.
En marzo del 2016, en playas de Coatzacoalcos, fue asesinado Mario Chang González, quien era dueño del bar Mi Bella Lola, sitio que había sido escenario de secuestros.
En septiembre del 2018 fue asesinado el encargado del bar Cartaajena en el malecón costero de Coatzacoalcos, se llamó Hugo Rolón Aguayo.
En agosto del 2018 fue asesinado José Luis Victoria Esteban, apodado “El Guacho”, dueño del bar Brava. Resultó atacado cuando salía del establecimiento en el malecón de Coatzacoalcos.
En diciembre de 2016, al interior del bar Maracuyá, en Minatitlán, fue asesinado el encargado, Néstor Eduardo Vargas Corso, de 21 años, apodado El Chirris.
Él era hijo de Victoria del Carmen Corso Morales, Doña Viky, propietaria de diversos bares en Minatitlán, quien fue asesinada a principios de octubre del 2015, después de que sujetos desconocidos la detuvieron en la carretera Costera del Golfo cuando circulaban en dirección a Acayucan.
Esta empresaria conocida en el área de los giros negros se le ligaba a Julio César Rodríguez Briones de 43 años de edad, alias El Moto o El Caballero, quien apareció ejecutado 24 horas después que Doña Viky, en la zona ejidal de Coatzacoalcos.
El Caballero fue un operador de Los Zetas al que se atribuye haber amasado una fortuna por secuestros.Registros extraoficiales indican que Moto Moto había cometido más de 50 secuestros en Mina y Coatza entre 2014 y 2016.
Caballero había invertido parte de sus ganancias en bares, asociado con notables hombres de negocios de Minatitlán, y se rumoraba que buscaba crear su propio grupo criminal para independizarse de su jefe, Hernán Martínez, El H.