*Pbro. Lic. Wílberth Enrique Aké Méndez*
*I ADVIENTO/A. I.- LA LUZ DEL SEÑOR (Is 2,1-5).* En el capítulo 1 de su libro, el profeta Isaías comunica una serie de visiones sobre Judá y su capital, Jerusalén. Se trata de anuncios de castigos debido a dos razones: el primero es por el pecado de idolatría, es decir, el culto a los dioses paganos y, en segundo lugar, por la falsedad del culto ofrecido al Señor. Pero en el capítulo 2 cambia bruscamente de tono con la nueva visión, ya que el castigo se interrumpe para dar paso a un anuncio lleno de esperanza; y es que la ciudad santa, que había sido destruida, ahora es encumbrada, es elevada en la cima de los montes. Y más sorprendente aún, será destino de diversas peregrinaciones de todas las naciones y, en consecuencia, la invitación para subir a la casa del Dios de Jacob resonará por todas partes, pues ahora pretenden marchar por sus sendas, caminar a la luz del Señor. Convencidos de la vaciedad de los cultos paganos, ahora buscan la Palabra que saldrá de Jerusalén y como fruto de esta nueva actitud, viene la paz; los instrumentos que servían para matar y destruir, ahora son instrumentos de trabajo; el árbitro y juez nos ha enseñado que no somos enemigos, sino hermanos y por eso ahora decimos juntos: ¡Casa de Jacob, en marcha!. *II.- ESTÉN PREPARADOS (Mt 24,37-44).* El anuncio central de este texto es la venida del Hijo del hombre (título mesiánico inspirado en Ez 22, 1 y 8; Dn 7,13) y de la necesidad de estar preparados; Él viene a salvar, pero también es cierto que cada uno de nosotros debe hacer suya esta salvación, de ahí la insistencia de velar y estar preparados. Nos lo enseña con un personaje del Antiguo Testamento, Noé. En su época, la humanidad se corrompió, se olvidó de Dios y vivió su vida al margen de su creador y, a pesar de las insistentes llamadas a la conversión, no escucharon ni obedecieron; Noé, el hombre justo, era como el pararrayo que atraía la gracia para todos y ahuyentaba el castigo. Pero cuando él entró en el arca -“salió del mundo”- vino el diluvio que se llevó a todos. La otra figura utilizada es la del padre de familia que si supiera a qué hora va a venir el ladrón, estaría vigilando y no lo dejaría entrar. Lo cierto es que el Señor viene y nos invita a estar preparados para salir a su encuentro. *III.- SE ACERCA EL DÍA (Rm 13,11-14).* Para san Pablo la salvación ya es una realidad para el bautizado, la muerte de Cristo en la cruz y su resurrección es causa de salvación y el momento que ahora vivimos es justamente el de esta redención realizada por Cristo y que se prolonga en el tiempo de la Iglesia militante que avanza hacia el encuentro con el Señor que viene como juez de vivos y de muertos. Por lo tanto hemos pasado de las tinieblas a la luz, la noche está avanzada y se acerca el día. Nuestras actitudes, derivadas de la vida nueva, deben ser reflejo claro de la salvación: de ahí la invitación a revestirnos de Cristo, que se hizo obediente, hasta morir en la cruz (cfr. Flp 2,8) y a no satisfacer la concupiscencia (inclinación al mal) de la carne. Mejor caminemos a la luz del Señor. *Pbro. Lic. Wílberth Enrique Aké Méndez* .