*III ORDINARIO/B. I.- PARA ANUNCIAR (Jon 3,1-5.10).* El texto comienza indicando que el Señor “volvió a hablar a Jonás”, lo que significa que al menos ha habido un llamado anterior. ¿Qué le dice? “Levántate y vete a Nínive”, es decir, prepárate física (tendrá que caminar) y espiritualmente (hay una misión, una encomienda); el profeta tendrá que anunciar un mensaje divino, hablará en nombre del Señor y dirá sólo lo que Él le indique. A diferencia del primer llamado, la respuesta es la obediencia de Jonás, cosa que hace posible el cumplimiento del proyecto divino; dice el texto que “hacían falta 3 días para recorrer la ciudad” pero recordemos que con esto el autor sagrado pretende resaltar dos cosas: la cantidad de personas que Dios quiere salvar, así como también lo enorme que era la ciudad. El mensaje para Nínive, no era una buena noticia, sino que por lo contrario, es un anuncio de destrucción en un plazo de cuarenta días. Los frutos de la obediencia se ubican fácilmente: los ninivitas creyeron en Dios, se convertían de su mala vida y, finalmente, el efecto principal, Dios es compasivo y misericordioso. *II.- EL REINO DE DIOS (Mc 1,14-20).* El inicio de su Ministerio público, muestra a Jesús en Galilea con una invitación: “Conviértanse y crean en el Evangelio”, la razón es que “el tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios ya está cerca”. Es decir, lo anunciado por Moisés y los profetas, se cumple en la persona de Jesús que viene a mostrarnos el rostro amoroso y misericordioso del Padre, contrario a lo dicho por Na 1,1-3a; So 1,14-18 y Ml 2,17-3,5, quienes presentan a un Dios celoso y vengador y el día de Yahvé como algo terrible y que nadie podrá soportar ni mantenerse de pie. Pero Jesús no empieza a predicar amenazando, ni con ira, sino con una suave invitación para ver en Él al Padre que viene a revelarnos (cfr. Lc 15,11-32) mediante sus palabras, pero también con sus actitudes, su cercanía, especialmente, con los pobres y enfermos. Y para que entendamos mejor a este Dios cercano a su pueblo, pasa enseguida a asociar a los cuatro primeros discípulos a la obra redentora que ha iniciado; serán pescadores de hombres para el Reino que ya les ha cambiado la vida, pues de entrada lo han dejado todo para seguir a Jesús, han aprendido a renunciar. *III.- ES PASAJERO (1Co 7,29-31).* Para comprender mejor el texto de hoy, recordemos que san Pablo está respondiendo a preguntas concretas sobre el matrimonio y la virginidad; el punto de referencia lo tenemos en el v. 17, cuando el apóstol de los gentiles afirma: “por lo demás, que cada cual viva conforme le asignó el Señor, cada cual como le ha llamado Dios”. De este modo entendemos que el tiempo es relativo, pasa a segundo término respecto a Jesús y también este mundo, porque desaparecerá; los bautizados tenemos que ocuparnos en vivir lo que somos, hombres nuevos unidos a Cristo. *Pbro. Lic. Wílberth Enrique Aké Méndez*