*XIX ORDINARIO/A. I.- VA A PASAR (1Re 19,11-13).* Después del sacrificio ofrecido en el monte Carmelo (18,20-40) en el que se demuestra que Yahvé es Dios, Elías huye ante la amenaza de la reina Jezabel, de quitarle la vida y lo encontramos en el Horeb, el monte de Dios, en el lugar donde Dios se manifiesta (Ex 3,1; 19,16-25; 33,18-23; 34), en la montaña donde tuvo lugar la alianza (Ex 20,1-21). La palabra de Yahvé le llega de dos modos, primero una pregunta v. 9 “¿Qué haces aquí, Elías?”; la respuesta pasa por la causa de Yahvé para concluir en la persona del profeta “buscan mi vida para quitármela”. Como resultado de lo que dijo, en un segundo momento, recibe una orden v. 11 “Sal y permanece de pie en el monte ante Yahvé”; la postura vertical (de pie) es propia del ser humano y, entre otros significados, indica estar vivo; en tanto que Elías hablaba de muerte (postura horizontal), Dios le ha cambiado el tono del discurso, pues Dios va a pasar (cfr. Ex 12,11) para salvar. El huracán, el terremoto y el fuego, son precursores que anuncian que ya viene el Señor; la suave brisa, en cambio, es como si Dios dijera “aquí estoy”, “soy yo, y Elías experimenta el Misterio dejándose envolver por él. *II.- EL HIJO DE DIOS (Mt 14,22-33).* Después de la escena de la multiplicación de los panes Jesús nuevamente está solo: ha despedido a la gente y los discípulos se han marchado en la barca. ¿Qué hace Jesús cuando está solo? Orar, hablar con su Padre (cfr. Mc 1,35; Lc 3,21), profundizando en la voluntad de su Padre. Mientras tanto, en el lago, los discípulos tienen problemas y están en peligro, pues el viento era contrario y sacudía fuertemente la barca y justo en este momento Jesús se hace presente para salvar a sus discípulos. Este episodio tendremos que leerlo a la luz de Gn 1,2; Is 40-55, pero sobre todo, del Sal 107 (106) 23-32 para entender cómo Dios salva al hombre de todo peligro y que Jesús tiene poder sobre las fuerzas naturales (camina sobre el agua), por lo tanto podemos confiar en Él; nuestra mirada debe estar siempre fija en Él mientras caminamos, de lo contrario, nos hundiríamos; sólo mirándole podremos decirle “Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios”. *III.- ES DIOS (Rm 9,1-5).* San Pablo ha planteado la doctrina de la salvación realizada por Cristo a quien nos injertamos por medio del bautismo, nos ha dado su Espíritu y nos ha hecho hijos de Dios y ha concluido con la afirmación de que nada puede separarnos del amor de Cristo. Pero ahora se pregunta ¿qué pasa o cómo queda Israel? Por el momento está fuera de la Nueva Alianza y tienen una esperanza: Cristo es Dios hecho hombre y nació de la estirpe de David, de algún modo y en algún momento de la historia, ellos también entrarán a esta Alianza. *Pbro. Lic. Wílberth Enrique Aké Méndez*