*I ADVIENTO/B. I.- POR AMOR A TUS SIERVOS (Is 63, 16-17.19; 64,2-7).* El fracaso al que la monarquía condujo al pueblo elegido, ha terminado en el destierro, Israel ha perdido todo y se encuentra en el cautiverio. Ahora viven de la añoranza, del recuerdo y del deseo de volver al origen, desean volver nuevamente a la alianza; para esto comienzan por reconocer las causas que los llevaron a esta situación y, con estupor y dolor, comprueban que el factor principal es el hecho de haberse alejado de su Dios. Pecaron y fueron rebeldes, endurecieron su corazón y terminaron marchitos, sin vida y eran impuros; esta es la radiografía de un pueblo que no quiso o tuvo miedo de vivir su identidad y dignidad de pueblo santo, sacerdotal, escogido y propiedad de Yahvéh (cfr. Ex 19,5-6). Pero también hay motivos de esperanza, el deseo de la presencia de Dios en medio de su pueblo, ese Dios que es padre y redentor de quien esperaban que bajara y habitara en medio de su pueblo, que sale al encuentro del que practica la justicia y vive conforme a los mandamientos. *II.- PERMANEZCAN ALERTAS (Mc 13,33-37).* Hacia el final de los Evangelios sinópticos (Mt, Mc y Lc) aparece el tema del final y el de la venida, tema que se maneja con diversas parábolas. Hoy se nos presenta a un hombre que se va de viaje y encomienda a cada quien lo que debe hacer, fijémonos bien, “lo que debe hacer”, al portero le encarga que esté velando. Son dos cosas importantes que hay que considerar: hacer lo que se nos ha confiado y, por otra parte, no sabemos a qué hora regresará y, ante tal panorama, hay cuatro etapas o momentos, al anochecer, a la media noche, al canto del gallo o a la madrugada, mismas que constituyen las diversas oportunidades que el Señor nos da para realizar la encomienda y para que no nos halle durmiendo, de ahí la invitación final: permazcan alertas. *III.- LOS HA LLAMADO ( 1Cor 1,3-9).* La tesis de san Pablo es que Dios nos ha llamado a la unión con Jesucristo y, para que esto ocurra, nos ha llenado de dones divinos a tal punto, que no nos falta ningún don, razón por la cual esperamos en paz la manifestación de nuestro Señor Jesucristo. *Pbro. Lic. Wílberth Enrique Aké Méndez.*