*DOMINGO DE RAMOS DE LA PASIÓN DEL SEÑOR/C. I.- PROCESIÓN (Lc 19,28-40).* Inmediatamente después del encuentro que cambió la vida de Zaqueo, san Lucas presenta la parábola de las minas o talentos que un señor entrega a sus siervos, con diferentes resultados. Enseguida da paso al episodio de la entrada mesiánica de Jesús en Jerusalén, en la que destacan dos elementos: el primero, tomado del Sal 118 (117),26, que es una bendición con la que los sacerdotes responden a la aclamación del v. 25; el segundo está tomado de Lc 2,14, como eco de la alabanza de la multitud del ejército celestial, después del anuncio hecho a los pastores, sobre el nacimiento del Salvador *. II.- NO QUEDARÉ DEFRAUDADO (Is 50,4-7).* El tercer canto del Siervo del Señor, recuerda en sus inicios (vv. 4-5) el pasaje de Ex 3,7-8, cuando el Señor le dice a Moisés: he visto, he escuchado, conozco, he bajado para subirlo, reflejando, así, un Dios cercano a su pueblo. Por su parte, este cántico presenta a un siervo que es discípulo oyente de la Palabra, que se alimenta de toda palabra que sale de la boca de Dios (cfr. Dt 8,3); a él le ha ido revelando paulatinamente su plan de salvación, lo cual desemboca en la capacidad para decir al cansado palabras de aliento. A su vez, el Siervo sabe que su Dios está con él, que le asiste y no le abandona, que Él es su fuerza, lo protege, lo libera, es su refugio, su salvación, su escudo, su castillo [cfr. Sal 18 (17), 2-3]; con esta certeza se enfrenta a los peligros y dificultades, no huye ante el sufrimiento, sino que más bien reza con el salmista “Contaré tu fama a mis hermanos, reunidos en la asamblea te alabaré [Sal 22 (21),23]. *III.- HOY ESTARÁS CONMIGO EN EL PARAÍSO (Lc 22,14-23,56).* San Lucas nos sitúa en el contexto de la cena pascual para presentarnos la Pasión del Señor, comenzando con la institución de la Eucaristía, el sacramento que nos da al mismo autor de la gracia, por medio de su Cuerpo y de su Sangre. De ahí nos lleva a la Eucaristía como un servicio a la comunidad de discípulos teniendo como modelo al mismo Maestro, quien está en medio de nosotros como el que sirve. De ahí se pasa al tema del testimonio de fe que ayudará a los hermanos a confirmar su fe; desde luego que no se omite el tema de los continuos ataques del enemigo intentando apartarnos del camino de la fe, así como también de la fuerza que procede de la Eucaristía para vencer el mal. Otro fruto de la Eucaristía es el perdón; en la cruz Jesús pide al Padre perdón para todos sus verdugos, para todos los que actúan cegados por el enemigo y la mejor prueba de esta misericordia divina es la respuesta de Jesús al buen ladrón “ hoy estarás conmigo en el paraíso”. *IV.- JESUCRISTO ES EL SEÑOR” (Flp 2,6-11).* Tomando como punto de partida el tema de la unidad en la humildad, buscando el interés de los demás y no el propio, san Pablo presenta un himno cristológico, que parte de la preexistencia de Cristo y de su naturaleza divina, pasando por la Encarnación, Muerte y Resurrección, hasta volver a la gloria. Dios le otorgó un Nombre que está sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble y toda lengua confiese que Cristo es el Señor para gloria de Dios Padre. Amén. *Pbro. Lic. Wílberth Enrique Aké Méndez.*