*XXXI ORDINARIO/B. I.- AMARÁS AL SEÑOR, TU DIOS (Dt 6,2-6).* El segundo discurso de Moisés va del 4,6-28,68 y hoy nos encontramos con la parte inicial del mismo, de tal suerte que 6,3-4 contienen la acción principal de este fragmento y que consiste en “Escuchar”, sí, Israel debe escuchar atentamente la doctrina monoteísta, Yahvé es el único Dios. El pueblo elegido proviene de una experiencia politeísta en Egipto, a lo que hemos de añadir el contacto con los pueblos paganos de la etapa del desierto, por lo que previo a su entrada a la tierra de promisión, Moisés procede a recordar al pueblo -con mucha insistencia- que Yahvé es el único, el Dios de Israel. A este único Dios se le ama con todo el corazón como respuesta al amor especial y gratuito que el Señor tiene a su pueblo; a Yahvé también se le ama con toda el alma y con todas las fuerzas. Moisés también recuerda a Israel que Dios ha realizado una alianza con ellos y les ha entregado su palabra y que aceptaron diciendo “haremos todo cuanto ha dicho el Señor” (cfr. Ex 24,3.7), mismas que por el amor a su Dios el pueblo debe guardar y poner en práctica con temor filial, no servil *. II.- SE ACERCÓ A JESÚS (Mc 12,28-34).* La escena que precede a nuestro texto es la pregunta que los saduceos hacen a Jesús sobre la resurrección, uno de los escribas que había presenciado ese momento se acerca a Jesús para preguntar cuál es el primero de todos los mandamientos. La respuesta de Jesús no se hace esperar citando Dt 6,4-5, teniendo en cuenta Am 5,21, que va contra el culto superficial y 1S 15,22 que afirma que Dios se complace más en obediencia que en los sacrificios. Pero también pone el segundo mandamiento, el amor al prójimo ((Lv 19,18), uniéndolo al primero. Jn 15,12 afirma “ámense los unos a los otros como yo los he amado”; en Jn 15,13 leemos “nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos; Jn 15,14 afirma “ustedes son mis amigos, si hacen lo que les mando” y en Jn 15,15 encontramos que “a ustedes les he llamado amigos”. El amor a Dios es primero, como el leño vertical de la cruz que va de la tierra al cielo o viceversa y del cual pende el amor al prójimo, como lo hace el leño horizontal de la cruz, no puede ser al revés, porque, entonces, el leño horizontal no tendría en qué sujetarse. El amor a Dios es fuente del amor, de él surge y se nutre el amor al hermano porque es imagen y semejanza de Dios. *III.- PARA INTERCEDER POR NOSOTROS (Hb 7,23-28).* El autor sagrado demuestra que el sacerdocio de Cristo es superior al Levítico, inmutable e intransferible porque es eterno, Jesús ejerce su oficio de mediador e intercesor en el cielo, en la presencia del Padre. Su sacrificio no requiere ni repetición de actos rituales ni dinastías que garanticen su continuidad, lo realizó de una vez para siempre y es el Hijo perfecto para la eternidad cfr. Sal 110 (109), 4. *Pbro. Lic. Wílberth Enrique Aké Méndez.*