*I CUARESMA/B. I.- UNA ALIANZA (Gn 9,8-15).* Debido a la corrupción de la humanidad viene el diluvio con el propósito, no de exterminar, sino de purificar al hombre que se olvidó y se alejó del Creador. Pese a las advertencias recibidas, decidieron continuar con su estilo de vida, en tanto que Noé fue encontrado como hombre justo ante Dios y solamente él y su familia se salvaron de la gran inundación. Habiendo bajado las aguas Noé y los suyos salen del arca, juntamente con todos los animales que, ahora, son la garantía de la continuidad de la especie, Dios le habla a Noé y a sus hijos para anunciarles una acción que equivaldría a una nueva creación: una alianza perpetua con el hombre y sus descendientes y con todo ser vivo sobre la tierra, porque Yahvéh es el Dios de la vida. Yahvé se compromete a cuidar, proteger y salvaguardar la vida, nunca más el agua exterminará la creación, la vida será siempre respetada como un don supremo recibido del Señor; el signo de esta alianza es el arco iris en el cielo, se trata de un arco que, en la antigüedad, era un instrumento bélico y si el Señor ha “colgado” su arco, esto significa una declaración de paz, Yahvé ya no es un Dios en guerra, ahora es un Dios de paz. *II.- IMPULSÓ A JESÚS (Mc 1,12-15).* Después de la escena del bautismo, san Marcos nos presenta a Jesús que se retira al desierto, empujado por el Espíritu, donde permanece cuarenta días y es tentado por Satanás. Apenas en el v. 11, el Padre lo había presentado como su Hijo amado en quien se complace y ya está recibiendo los ataques del enemigo, quien le ofrece otros modos de realizar su mesianismo, en tanto que Él está buscando afianzarse en la voluntad del Padre; son momentos de intimidad y de intensa vida de oración para permanecer fiel a la voluntad del que lo ha enviado y, una vez logrado su objetivo, aparece en Galilea proclamando la Buena Nueva de Dios. Fijémonos detenidamente en el texto, se presentan dos elementos fundamentales: Buena, en contraposición a mala; y Nueva, que se opone a antigua, vieja; con lo cual se indica la llegada de algo inédito, algo totalmente novedoso, el Reino de Dios ya no es un concepto solamente anunciado por los profetas, sino que ya es una realidad presente en medio del pueblo y exige nuevas actitudes: la conversión y la fe, porque Dios ya está actuando en medio de su pueblo para darle la salvación. *III.- LLEVARNOS A DIOS (1Pe 3,18-22).* San Pedro nos pone de cara a la economía de la salvación realizada por Cristo, su muerte y resurrección tienen como finalidad llevarnos al Padre de tal manera, que es a partir del sacramento del bautismo como nos incorporamos a Cristo, pues morimos con Él al pecado y resucitamos a la vida nueva, de la gracia y nos hace una nueva creación, hombres nuevos según Cristo. Figura de nuestro bautismo lo fue el diluvio en tiempos de Noé, como signo de purificación. *Pbro. Lic. Wílberth Enrique Aké Méndez*