*DOMINGO DE PASCUA DE LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR/B. I.- DIOS LO RESUCITÓ (Hch 10,34.37-43).* La presencia de Pedro en la casa de Cornelio, es producto de sendas visiones de Cornelio y de Pedro, cuando reciben de parte del Señor las indicaciones de lo que debían hacer. Como referencia al centurión, se le reconocen sus oraciones y limosnas y para el Apóstol, la visión de los alimentos y la indicación de que Dios ha purificado todo y, por tanto, nada debía ser llamado impuro. Teniendo estas referencias cada cual realiza lo que escucharon en sus respectivas visiones, pues Dios ha mostrado que los gentiles deben ser recibidos en la Iglesia (cfr. Hch 15,7-11.14) y, por otro lado, ha mostrado a Pedro que debía aceptar la hospitalidad de un pagano. El discurso comienza con una especie de referencia histórica desde el Bautismo del Señor hasta el ministerio público; con la unción del Espíritu Santo pasó haciendo el bien y sanó a los oprimidos por el diablo. En seguida la historia cede paso al dogma: Dios lo resucitó de entre los muertos, se ha aparecido a varios testigos y por Él tenemos el perdón de nuestros pecados. Una tercera parte de este discurso se refiere al envío para predicar y dar testimonio de que Jesús ha sido constituido juez de vivos y muertos. *II.- DESPUÉS DEL SÁBADO (Jn 20,1-9).* El relato joánico inicia ambientado por la oscuridad, modo de indicar que los discípulos aún no lograban entender lo ocurrido, por lo menos así se refleja en María Magdalena, en Pedro y el otro discípulo: “se han llevado… no sabemos” y el hecho de salir corriendo. Un primer testigo de la resurrección es el sepulcro abierto que, juntamente con los lienzos y el sudario, habla a los discípulos. La secuencia de los personajes nos lleva de la mano para entender y para creer. 1.- María Magdalena fue al sepulcro, lo encontró abierto y corrió hacia el jefe, hasta la cabeza del grupo. 2.- El otro discípulo corrió más aprisa, llegó antes que Pedro, miró, pero no entró, esperó a la autoridad.
3.- Pedro llegó, entró en el sepulcro y contempló. Sólo después de haberse sumergido en la realidad del sepulcro vacío, entendieron las Escrituras y la verdad nuclear de nuestra fe cristiana: el Señor ha resucitado. *III.- HAN RESUCITADO CON CRISTO (Col 3,1-4).* San Pablo inicia esta epístola con la parte dogmática en la que presenta a Cristo como Imagen de Dios invisible, como el Primogénito, Cabeza de la Iglesia e instrumento de reconciliación. Por eso ahora insiste en que la unión con Cristo glorioso es principio de vida nueva, porque hemos muerto con Él y nuestra vida está escondida en Él. De ahí que ahora aspiramos a los bienes de arriba y nuestro corazón está puesto en los bienes del cielo. ¡Hemos resucitado con Cristo! *Pbro. Lic. Wílberth Enrique Aké Méndez.*