Existen un sin fin de objetos cotidianos, que pueden sustituirse por artículos de mayor resistencia y facilidad de degradación.
Día tras día, alrededor de todo el mundo se producen cientos de toneladas de plásticos que rápidamente se convertirán en desechos al cumplir la función para la que fueron creados. El plástico está presente en nuestra vida cotidiana, ya que debido a su estructura manipulable, puede ser usado casi en cualquier presentación imaginable.
Greenpeace España afirmó que, durante 2016, la cantidad de plástico que se fabricó en todo el mundo fue de 335 millones de toneladas, y se estima que que para 2020, estas superen las 500 millones, lo que representaría un crecimiento en la producción de 900% en comparación de lo que se elaboraba en 1980.
Estos datos son alarmantes, ya que aunque son cantidades extremadamente elevadas, todos los días se siguen produciendo más y más residuos plásticos que tardarán 100 o más años en desintegrarse y volverse parte de la naturaleza según expertos, proceso que también es conocido como degradación. Existen plásticos biodegradables que tardan cerca de 20 o 50 años en desintegrarse, sin embargo, este lapso sigue siendo extenso, considerando que equivale a la cuarta parte o la mitad de la vida de un ser humano.
En entrevista con YoInfluyo.com Diana Salas Ohm, ingeniera ambiental de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), afirmó que en México una persona genera cerca de 1.2 kilogramos de residuos por día, lo que al multiplicarse por los cerca de 129 millones de personas que residen en la República Mexicana, se convierten en 150 mil toneladas de desechos cada 24 horas. De esta cantidad, entre 12% y 15% son de plásticos.
“Desafortunadamente, los residuos de plástico son cosas que no se quedan en el lugar donde se produjeron, estos pueden viajar por el mundo esperando durante varios años hasta el momento de su desintegración”, comentó Salas Ohm; además, puntualizó que la mayoría de estos acaba en el mar y se convierten en las llamadas “manchas de plástico” que flotan en el manto oceánico y cobran la vida de cientos de especies marinas.
Sin embargo, aunque el plástico pareciera un elemento casi esencial, en la actualidad empieza a encenderse una pequeña luz que puede ser la esperanza para el planeta, ya que diversas organizaciones, empresas y comunidades han iniciado a trabajar para sustituir el uso de plásticos por el de artículos de fácil descomposición, o bien, de materiales de mayor duración que siguen el concepto de reducir, reutilizar y reciclar.
Por ejemplo, en los últimos meses, el concepto de no utilizar popotes ha sido fuertemente difundido y seguido, al grado que cientos de establecimientos han prohibido su uso, pero sin duda existen más artículos cotidianos, aparte de los popotes que se pueden sustituir, tal es el caso de los encendedores, los cuales se pueden reemplazar por cerillos, cuya degradación es más fácil y rápida.
El origen del encendedor se remonta a 1823, cuando el alemán Johann Wolfgang inventó una pistola que producía una chispa y, años más tarde, como todo lo que se conoce. El encendedor evolucionó y se convirtió en el artefacto compacto que nos brinda fuego cuando lo necesitamos, pero ¿qué hay de malo en usarlo?
El encendedor es un desecho peligroso, ya que se caracteriza por ser inflamable y corrosivo al contener gas liquido, Jafet de León Ramírez, estudiante de ingeniería ambiental en la Unidad Profesional Interdisciplinaria de Biotecnología del Instituto Politécnico Nacional, aseguró que el plástico que compone el encendedor tardará más de 100 años en degradarse, una vez que esto suceda se elevarán las emisiones de dióxido de carbono (CO2) a la capa de ozono, dañando la contención de los rayos ultravioleta, además de que aumentan las consecuencias del efecto invernadero en la dispersión de contaminantes peligrosos para la vida del ser humano.
Por si fuera poco, cuando el encendedor llegue a los océanos, este puede ser ingerido por multitud de especies, causando en muchos casos un daño irreversible a la vida. Otra causa de gran contaminación y envenenamiento del agua del mar y de sus habitantes, surge cuando alguna especie muerde, perfora, o peor aún, se traga el envase y consume el gas (hidrocarburo policíclico) que contenía del encendedor o este se vierte en el agua.
¿Puede imaginarse el daño que causan estos objetos si se multiplica por cada uno de los millones de encendedores que se producen y venden alrededor del planeta? La afectación es casi incalculable.
Para finalizar, Diana Salas Ohm, ingeniera de UAM, también aseguró que hoy existen propuestas de cerillos elaborados con papel reciclado, cartón u otros materiales que al ser mayormente degradables, tanto en tiempo como en su composición, provocan un efecto casi imperceptible y menos dañino comparado con los encendedores.
En el marco del Día Mundial de la Tierra que se celebra el próximo 22 de abril, YoInfluyo.com te invita a reflexionar acerca de la cantidad de desechos plásticos que generas ya que la responsabilidad de reducir el volumen de estos residuos o de sustituirlos por otros materiales u objetos de más fácil descomposición depende de cada uno de nosotros.