En la dinámica del gobierno por ocurrencias y con base en la doctrina del mecansogansismo, una persona, de ésas que tienen poca instrucción, pero enormes afanes protagónicos y un aceptable nivel de creatividad, ha propuesto que se cree una nueva secretaría de estado: la SANELC.
Inscrita en la línea de la austeridad, esta nueva dependencia de Gobierno tendría poco personal, programas ambiciosos y metas populares y, teóricamente, alcanzables de inmediato, como es característico en las promesas, los programas y las decisiones del actual gobierno, que jamás se concretan.
SANELC es la sigla propuesta para la “Secretaría de Así No Es La Cosa”, cuyo titular, para evitar colados de la mafia del poder, adversarios y neoliberales, sería un pastor evangélico propuesto por el Ejecutivo y aprobado en un procedimiento “de urgente y obvia resolución” (es decir, al vapor) por el Senado de la República, que para eso está.
Tendría como función primordial localizar en sus madrigueras a los pobrecitos delincuentes y reincorporarlos a la sociedad como no se ha logrado nunca hasta ahora, con su obvio consentimiento y el respeto a sus derechos humanos, que los tienen aunque ellos no reconozcan los de sus víctimas.
Para lograr sus objetivos, la SANELC tendría el presupuesto derivado de la gradual desaparición de la policía y de las cárceles, que se convertirían en innecesarios una vez que los dulces hamponcitos, hoy abandonaditos ellos, logren entender cómo sí es la cosa.
Una de las subsecretarías de la SANELC estaría dedicada a organizar, gestionar y administrar los cursos de “La Cosa es Así”, a los que se sometería a los señores delincuentes para reincorporarlos al trabajo digno. La otra subsecretaría se enfocaría a dar asesoría a las mamacitas de los delincuentes, para que sepan cómo educar a sus hijitos y convencerlos de que matar no está chido.
Un beneficiario directo de la SANELC sería el ya existente Instituto Para Devolver al Pueblo lo Robado (Instituto Robin Hood), que rescataría de manera automática los botines de todos los capos de la droga, los delincuentes comunes y los de cuello blanco, quienes, una vez convencidos de que así no es la cosa e instruídos en cómo sí es, depositarían voluntariamente todo lo que obtuvieron de manera ilegal.
La idea podría sonar descabellada si la existencia del Instituto Robin Hood se hubiera quedado en proyecto. Pero no es así. Este gobierno mecansogansista no admite obstáculos ni impedimentos, así que todo es cuestión de consultar a mano alzada al pueblo bueno y sabio si está de acuerdo en que sea creada la SANELC.
Después, todo será coser y cantar, y habremos dado un paso más en la Cuatroté.