La mayoría de los presidentes del siglo pasado impulsaron o convivieron con las políticas estatistas, aunque no ahogaron por completo al mercado y la empresa privada.
La Constitución de 1917 fue básicamente liberal, con varios artículos parecidos a la de los EUA, pero a través de los años ha sufrido un sinnúmero de reformas que la acercan a una Constitución socialista, caracterizada por una mayor intervención del Estado en la economía.
La mayoría de los presidentes del siglo pasado impulsaron o convivieron con las políticas estatistas, aunque no ahogaron por completo al mercado y la empresa privada.
En el siglo XX predominaron las políticas socialistas en México, entre ellas la Reforma Agraria, que le dio poder al Estado para expropiar y repartir tierras a su arbitrio. Esa política socialista fue la principal causa del atraso del campo, pero configuró la fuente más importante de votos para el PRI.
La creación de PEMEX, monopolio estatal, fue parte de las políticas socialistas impulsadas por Lázaro Cárdenas, que volvieron a promoverse en los gobiernos de Echeverría y López Portillo, cuyo fracasó obligo a Salinas a vender empresas estatales y terminar con las expropiaciones y reparto de tierras. A esas políticas, que evitaron un caos completo en la economía, les llama el presidente López Obrador, “neoliberales”.
La mayoría de las “nuevas” propuestas de AMLO coinciden con las políticas priistas de los 70, las que quiere perpetuar con reformas constitucionales difícil de revertir. Esas políticas apuntan a resultados parecidos a los de Echeverría y López Portillo, que se reflejaron en hiperinflaciones y macro devaluaciones en el gobierno de Miguel de la Madrid.
Hay cambios de nombre, como la 4ª Transformación o la búsqueda de un “Estado de bienestar social”, pero las políticas agrarias de precios de garantía, autosuficiencia alimentaria y subsidios a los campesinos pobres, propuestas por AMLO, son más o menos las mismas que en la década de los 70, por ello los resultados serán más o menos los mismos.
Si usted recorre el mismo camino, aunque le cambien de nombre, llegará al mismo lugar. No esperemos arribar a un destino diferente si AMLO aplica las mismas políticas que ya fracasaron en el pasado.