Para todo político, el actuar con ética contribuye a la calidad de la democracia, porque ésta se basa en valores normativos que promueven el apego a la legalidad, la imparcialidad y la igualdad jurídica y política.
Para el filósofo griego Aristóteles la ética y la política eran dos campos de estudio separados, pero estrechamente relacionados, pues la ética examina el bien del individuo, mientras que la política examina el bien de la ciudad-estado y luego entonces debe existir la llamada ética política.
Entonces, en teoría, y solo salvo algunas no honrosas excepciones, todo aquel que busca participar en política debería de moverse solo por el interés de actuar en búsqueda del bien común, con estrategias e ideas diferentes, pero todas ellas en favor de todo aquel a quien se busca gobernar.
Pero lo vivido en los últimos días tanto en el Congresos de la Unión y los de los estados, es verdaderamente vergonzoso, pues vimos a Diputados de todos los colores actuar sin la mínima pulcritud jurídica para lograr que antes de que concluya el gobierno del presidente López Obrador se consume su venganza hacia el Poder Judicial logrando una reforma constitucional para que, ahora sí, los tres Poderes de la Unión, queden bajo el mando de un solo hombre.
Las mayorías se olvidaron que el Parlamento es para hablar, convencer, acordar y juntos avanzar hacia una vida mejor para todos los representados, por eso su composición es plural, por eso es el único Poder de la Unión que tiene una representación popular. No puede ser utilizado para cumplir caprichos políticos.
En Baja California las fuerzas públicas emanadas del partido político de los “abrazos y no balazos” a los delincuentes, reprimió la manifestación de ciudadanos que se sienten afectados por la reforma, que consideran que sus derechos humanos serán vulnerados, varios fueron a dar a la cárcel, otros al hospital, mientras la llamada gobernadora tiktokera, Marina del Pilar Ávila, festeja la validación que se dio a la reforma que, a como dé lugar, quiere el presidente.
Los Obispos de México hicieron un respetuoso pero firme llamado a los Diputados y Senadores, particularmente a los que se dicen católicos a detener la aprobación de la propuesta presidencial hasta en tanto no fueran escuchadas todas las voces y sobre todo hacer que la reforma judicial fuera integral, que reformara todo el sistema de justicia y no solo al Poder Judicial, pero no fueron escuchados. Demostraron que es más grande el compromiso político que el religioso de estos.
Que si la mayoría legislativa puede hacer lo que quiere, que si los votos del 2 de junio le dieron la posibilidad a la 4T para hacer lo que quiera, que si la mayoría absoluta en las Cámaras de Diputados y de Senadores fue obtenida en forma ilegal y mediante corrupción, que si los Consejeros del Instituto Nacional Electoral finalmente sucumbieron ante las amenazas y ofrecimientos del presidente, que si los integrantes del Tribunal Federal Electoral se vendieron por el ofrecimiento de tres años más en el cargo, que si los Yunes, que si los senadores del PRD, que si el senador de MC andaba desaparecido pero ya apareció, “que las mangas del muerto”. Dijese un célebre: “haiga sido como haiga sido”, pero una gran mayoría de los políticos más importantes e influyentes de nuestro país actuaron con total falta de ética política.
Las consecuencias jurídicas y sociales de la reforma de marras las habremos de vivir y padecer todos en los próximos meses y años, sin duda que tendrá graves consecuencias para muchos, si no es que para todos los mexicanos. Solo una contrarreforma logrará que ese padecimiento termine y volvamos a contar con un Poder Judicial que garantice el Estado de derecho y el respeto a los derechos humanos, y esa se dará más temprano que tarde.
Pero, las consecuencias de contar en México con una clase política con una mayoría de políticos inmorales, corruptos, convenencieros y con una vida tan turbia que pueden ser extorsionados para manejar el sentido de su voto, será sin duda mucho peor. ¿En dónde dejamos la ética política en México?
Es mi opinión, México necesita de políticos de una sola pieza, no importa cuales sean los principios políticos y filosóficos que enarbolan, que sean de derecha, centro o izquierda, pero que siempre hablen con la verdad, que sean honestos, que respeten la dignidad de la persona humana, la vida y las libertades y que busquen el bien común.
Quiero terminar citando al papa Francisco, quien en su Encíclica Fratelli Tutti señala: “La falta de diálogo implica que ninguno, en los distintos sectores, está preocupado por el bien común, sino por la adquisición de los beneficios que otorga el poder, o en el mejor de los casos, por imponer su forma de pensar. Así las conversaciones se convertirán en meras negociaciones para que cada uno pueda rasguñar todo el poder y los mayores beneficios posibles, no en una búsqueda conjunta que genere bien común. Los héroes del futuro serán los que sepan romper esa lógica enfermiza y decidan sostener con respeto una palabra cargada de verdad, más allá de las conveniencias personales. Dios quiera que esos héroes se estén gestando silenciosamente en el corazón de nuestra sociedad.” 202