Contraesquina Política. Por: Fernando Martínez Plascencia. Coatzacoalcos Ver., a 19 de enero del 2023. Samuel Ordaz: Un ambicioso vulgar que no tiene llenadera. Amado Cruz Malpica: Solapa a su secretario.Grace Mendoza Chesty: Fortaleza en la tesorería. El slogan de “no mentir, no robar y traicionar”, eso sí que es un mero cuento que solo los militantes o fanáticos de la mal llamada Cuarta Transformación pueden creer para no perder la ilusión de un cambio prometido que no se ve por ningún lado. Si, porque de otra manera no se entiende el comportamiento deshonesto de los funcionarios del más alto nivel de este país, o de los gobiernos estatales o municipales emanados de MORENA, o de cualquier otro partido. Es de todos sabido que en política nadie se mueve libremente, o por sí solo, ya lo dijo el presidente López Obrador, siempre hay complicidades de más arriba, es decir, que el jefe sabe lo que su subordinado hace, ya que este tiene que rendirle cuentas o le informa de sus actividades lícitas o ilícitas. Por eso no es descartable que el ex presidente, Felipe Calderón no haya conocido de las complicidades que su Secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, mantenía con la Delincuencia Organizada o con el cártel de Sinaloa, que es de donde provienen la mayoría de las acusaciones en su contra, desde luego, la fiscalía en los Estados Unidos, tendrá que probarlas o demostrarlas. Ahí está el otro caso, el de la ministra Yasmin Esquivel, que se aferra al cargo en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, a la que le causa un grave descrédito, y es que a pesar de que está demostrado que plagió su tesis para obtener su título profesional, no quiere renunciar porque se siente protegida por López Obrador, que fue quien la propuso, y este señor-su jefe-tampoco le exige largarse porque le sirve a sus intereses políticos. En fin, resulta, para no ir más lejos, que el secretario del ayuntamiento de Coatzacoalcos, Samuel Ordaz, resultó muy cochino y muy corrupto, y se ha dado a la tarea de empezar a llenar el morral y a hacer sus ahorros desde ahora, como si ya fuera el año de “Carranza”, o sea, el último, con la complacencia-no se entiende de otra forma-de su jefe y amigo, el alcalde, Amado Cruz Malpica, que todo le permite y le solapa. Este parásito, bueno para nada, se ha tomado la atribución de actuar como si fuera el jefe de ingresos o de comercio, usurpando dichas funciones para andar “mochando” por toda la ciudad a aquellos pequeños empresarios de espectáculos que pretenden organizar algún evento artístico, por ejemplo, el caso de la presentación de la banda La Trakalosa que fue cancelado y Samuel Ordaz ya no les devolvió el moche que le entregaron. También, si alguien pone algún juego mecánico o un inflable en terrenos particulares, les cae como ave de rapiña, y les exige grandes cantidades de dinero para entregarles el permiso que otorga “su oficina”, para que puedan seguir trabajando. Es el caso precisamente del dueño de uno de estos juegos mecánicos que instaló sus aparatos a un costado de la plaza Acaya, en terrenos del parque tecnológico-propiedad de un conocido empresario-y que está que no lo calienta ni el sol, porque tuvo que darle una buena “mochada”, que desde luego no ingresó a la tesorería, más que una irrisoria o mínima cantidad para simular el pago, y taparle el ojo al macho como se dice, pero lo grueso del billete, los miles, se los quedó. Samuel Ordaz no tiene llenadera, es un ambicioso vulgar, no hay otra forma de describir a este mezquino funcionario que se siente todopoderoso por contar con la “complicidad” de Amado Cruz Malpica, y si por él fuera, ya se hubiera apoderado de la tesorería, afortunadamente doña Grace Mendoza Chesty no se ha dejado, porque la tesorera ha resultado una fortaleza y una columna vertebral importante para las finanzas del ayuntamiento de Coatzacoalcos, sin ella, esto estaría peor. Ya veremos qué acción tomará el presidente con este mequetrefe que se siente parido por los dioses que, junto a una “bola” de abogado que despacha a su lado, están atracando económicamente a quien caiga en sus garras. Lo peor de Samuel Ordaz es que muerde la mano de quien le dio de comer hace unos años, porque este señor, dueño de dichos terrenos a un lado de la plaza Acaya, le mató el hambre cuando no tenía para tragar, y hoy hasta amenaza con quedarse con los terrenos, diciendo que es propiedad del ayuntamiento, sabiendo que su propietario lo protegió y lo alimentó cuando era un apestado que no cabía en ningún lado. Así están las cosas por acá, en la ciudad para vivir siempre, o la ciudad de las Avenidas.