“Yo no tenía nada que ver con medicina. Yo soy científica en ciencia de materiales, pero a la hora de ver este problema tan fuerte, entramos en acción”, comentó la científica Mónica Olvera de la Cruz.
Luego de que su hermano enfermó gravemente de COVID-19, la científica Mónica Olvera de la Cruz, egresada de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) con un doctorado en Cambridge, y su equipo descubrieron un componente en el virus del COVID-19, que puede ser bloqueado y de esa manera evitar su ingreso al sistema de una persona.
Mónica Olvera de la Cruz es mexicana, nacida en Guerrero y actualmente coordina el departamento de Ciencias de Materiales e Ingeniería en la Universidad de Northwestern, Estados Unidos. “Un talón de Aquiles”, es como la científica llamó a un punto débil del virus SARS-CoV2, ubicado en las interacciones electroestáticas que unen al virus con las células humanas.
Talón de Aquiles del COVID-19
“Yo no tenía nada que ver con medicina. Yo soy científica en ciencia de materiales, pero a la hora de ver este problema tan fuerte, entramos en acción”, comentó Olvera de la Cruz para BBC Mundo y detalló que ella y su equipo de científicos analizaron el virus e hicieron una comparación entre el SARS de 2003 y el tipo de coronavirus que causó la pandemia de COVID-19, este 2020.
El experimento de Mónica Olvera es molecular y de acuerdo con sus resultados, se ha logrado reducir 30% de la conexión del patógeno con las células humanas. “No encontré la cura, yo encontré un método científico que da una dirección”, comentó la científica a Milenio y aseguró que su trabajo fue vulnerar y reducir la atracción entre la proteína spike del virus y el ser humano.
Mónica Olvera explicó que la proteína spike es la que hace que el virus se adhiera a las células humanas y también es la que se ubica en los picos que le dan forma al virus. El nombre coronavirus fue dado a esa familia de virus debido a sus componentes en forma de corona, con varios picos.
Sin embargo, aunque la científica afirmó que no encontró la cura, sí comentó que es otra manera de prevenir que el virus entre al cuerpo, “no son anticuerpos (como los de las vacunas), los que tienen el problema de que pueden hacer resistente al virus. Hay muchos casos en los que los virus se vuelven resistentes a anticuerpos”.
Una vez identificada la proteína spike, los científicos diseñaron una molécula con carga negativa que se une con las células epiteliales nasales faríngeas, por donde el COVID-19 se adhiere a las células humanas, para lograr bloquearle el paso al virus. “Nuestro trabajo indica que bloquear este sitio de escisión puede actuar como un tratamiento profiláctico viable que disminuye la capacidad del virus para infectar a los seres humanos”, comentó Mónica Olvera.