*BAUTISMO DEL SEÑOR/B. I.- CUMPLIRÁ MI VOLUNTAD Y SU MISIÓN (Is 55,1-11).* Al pueblo que aún se encuentra en el cautiverio y a quien se le había anunciado el inicio de la liberación, hoy recibe una invitación para acercarse por agua y por trigo. Físicamente estos elementos hacen referencia a la vida, sin ellos, pereceríamos; Dios conduce pedagógicamente a su pueblo a pasar del valor de la vida, al supremo valor de la vida de la gracia, la verdadera y definitiva vida no está aquí, sino que procede de su Palabra. De modo que ahora para comer bien y tener vida, tenemos que escucharlo a Él que viene a purificar y a rescatar a su pueblo, lo prepara para la alianza definitiva mediante la búsqueda del Señor a quien abandonó por irse tras los ídolos y, también, invocando el Nombre poderoso del Dios de Israel, la idolatría los llevó a la ruina, en tanto que Dios los lleva a la alianza perpetua. El escuchar la voz de Dios exige necesariamente la respuesta de la obediencia, que se traduce en la ruptura con el pecado y toda aquella forma de vida que pudiera apartarnos de la alianza, porque la misma obediencia que espera de nosotros, la espera también de la Palabra que sale de su boca. *II.- MI HIJO AMADO (Mc 1,7-11).* La escena muestra al Bautista en actividad efervescente y aunque ha tenido todo tipo de auditorios, como los militares y fariseos, el mensaje es esencialmente el mismo; viene detrás de él alguien que es más poderoso y si Juan ha bautizado con agua Él bautizará con el Espíritu Santo y aquí es donde comienza el ocaso del Bautista y su bautismo, pues ya está el dador del Espíritu en medio de su pueblo, listo para anunciar la llegada del Reino. En la escena siguiente encontramos dos escenarios para el desarrollo de la obra: Primer acto, “Dentro del agua”. El relato es escueto y muy breve, esto para indicar que hasta aquí, solamente son acciones humanas, efímeras. Segundo acto “Al salir del agua”. Ya estando fuera de la esfera del bautismo de penitencia, comienzan una serie de manifestaciones cósmicas y divinas. Los cielos se rasgaban (cfr. Is 63,19) Dios nuevamente se comunicará con su pueblo; el Espíritu Santo también se hace presente en forma de paloma; Jesús es ungido con el Espíritu Santo, porque es el nuevo rey de este nuevo pueblo. Y cierra esta escena la voz del cielo con esta sentencia: “Tú eres mi Hijo amado; yo tengo en ti mis complacencias”. *III.- HA NACIDO DE DIOS (1Jn 5,1-9).* El acontecimiento que hoy cierra la 1Jn, nos invita a contemplarlo extasiados, en adoración, agradecidos, casi, casi queriendo extender la mano para tocarlo, para hacerlo nuestro. La primera realidad que se deja ver y experimentar, es que Jesús es el Mesías y se ha manifestado; la otra parte de la misma noticia es que, quienes lo creemos, ¡también somos hijos de Dios! (cfr. Jn 1,11-13. Mt 16,17). En la Cruz Jesús entregó el Espíritu y cuando el oficial le abre el costado de ahí brota sangre y agua (cfr. Jn 19,30.34). ¿Cuáles son, pues, los testigos de Jesús? La Iglesia, simbolizada por la cruz y desde la cual Jesús nos espera con los brazos abiertos, pues hemos nacido de Dios; enseguida tenemos los Sacramentos de Iniciación Cristiana: Bautismo (agua), Confirmación (Espíritu Santo) y Eucaristía (sangre). Aquí nos reunimos y alimentamos los que hemos nacido de Dios y somos sus testigos, porque amamos a los hijos de Dios, por ejemplo podemos ver: Jn 14,15.20.21.23-24; Jn 15,12-17 y Mt 25,40. *PBRO. LIC. WÍLBERTH ENRIQUE AKÉ MÉNDEZ*