*XXVII ORDINARIO/A. I.- TENÍA UNA VIÑA (Is 5,1-7).* Nos encontramos en los inicios del ministerio de Isaías y en el cual sobresale una serie de oráculos de reproche al pueblo por su resistencia a la conversión, así como también anuncios de invasión, guerra y desolación. El cántico de la viña que hemos escuchado es una especie de resumen de la relación de Yahvé con su pueblo; detrás de la magistral descripción de la preparación de la viña se encuentra algo que el pueblo conoce perfectamente y son todas las acciones que Dios ha realizado en favor de su pueblo, al punto de afirmar que la viña del Señor es la casa de Israel (reino del norte) y los hombres de judá (reino del sur) son su plantación preferida. Al final, resplandece el amor y la fidelidad de Dios y, en contraste, la infidelidad del pueblo elegido, el que sacó de Egipto y lo llevó a la tierra prometida; los cultos paganos, la soberbia, el orgullo y las injusticias alejaron a Israel de su Dios y de su alaianza. *II.- TIEMPO DE LA VENDIMIA (Mt 21,33-43).* Jesús hace una actualización del cántico de Isaías, para mostrar que Israel (y con él la humanidad) sigue con la misma actitud de rebeldía; aquí la viña sigue perteneciéndole al Señor, pero se da en alquiler a unos viñadores para que produzca sus frutos. Llegado el tiempo de la vendimia, es decir, la cosecha de la uva, el dueño envió en dos ocasiones a sus criados (los profetas) a pedir la parte de los frutos que le corresponden, pero fueron agredidos y otros dos asesinados. Finalmente envía a su propio hijo al que también asesinan; con la respuesta dada por los sumos sacerdotes y ancianos a la pregunta hecha por Jesús, pronuncian su propia sentencia. Ellos son el pueblo de las promesas, de la alianza, de los patriarcas, pero decidieron ya no serlo, eligieron vivir de otro modo y esto nos recuerda la petición hecha a Samuel por los ancianos del pueblo “queremos ser como los otros pueblos, queremos un rey” (cfr. 1Sm 8,5b), cuando decidieron que Yahvé ya no reinara sobre el pueblo. Enseguida Jesús anuncia, muy veladamente, la entrada de los gentiles a la nueva y eterna alianza, ellos formarán parte de la Iglesia, el Cuerpo Místico de Cristo y todo, por la rebeldía judía. *III.- LO APRENDIDO Y RECIBIDO (Flp 4,6-9).* San Pablo en 4,5b, hace una afirmación, “el Señor está cerca” para pasar inmediatamente, en el versículo 6, a la invitación “no se inquieten por cosa alguna”. Anunció que el Señor está cerca, lo cual puede ser en el sentido de la paz, tranquilidad y seguridad que experimenta el niño cuando sabe que su mamá está junto a él, o bien, podría referirse a la segunda venida. En todo caso lo que importa es poner en práctica todo lo aprendido, recibido, oído y visto del evangelizador, porque es de esta manera como vamos a producir y entregar los frutos de la gracia. Las herramientas necesarias, para que Dios esté con nosotros son: tener vida de oración (liturgia), llenarnos de la paz de Cristo (vida espiritual) y todo lo que sea virtud (vida moral). *Pbro. Lic. Wílberth Enrique Aké Méndez.*