PROTOCOLO PARA GARANTIZAR UN TRATO HUMANO Y DIGNO A LOS PACIENTES GRAVES CON COVID19
Como médico cardiólogo y como ser humano he imaginado muchas veces la experiencia aterradora que viven los pacientes con Covid 19 al ingresar a un hospital por el agravamiento de sus síntomas. Pensemos en el malestar, el dolor, el miedo, incluso el pánico que sienten minuto a minuto, hora a hora, día a día; emociones derrumbadas por la sensación de soledad y abandono, ya que no hay garantía de reencontrarse con sus seres queridos.
El mayor pesar de las familias con un paciente internado en condición crítica es no poder acompañarlo y que en su fallecimiento tampoco puedan despedirse.
El aislamiento obligado como medida de contención, impide la cercanía familiar en estos momentos difíciles. Esta ausencia de afecto debilita el ánimo de los pacientes, los atrapa la depresión y como consecuencia el empeoramiento de sus síntomas y posiblemente la muerte.
Los enfermos que ingresan al hospital en condición grave por Covid19, viven una experiencia sumamente aterradora en su agonía y muerte; los que sobreviven quedan con un inevitable síndrome postraumático.
Todos los seres humanos tenemos el derecho fundamental a tener una muerte digna o una recuperación digna, lo que requiere la coordinación de un protocolo de asistencia al paciente y a la familia, con la atención médica que exige el confinamiento extremo.
Propongo algo inédito al gobierno federal, a los gobiernos estatales y a las autoridades sanitarias, como es la aplicación de un protocolo de comunicación y acompañamiento emocional para los pacientes de Covid19 internados en los hospitales.
La muerte el los tiempos del Covid19 es complicada y aterradora; morir aislado, pasar los últimos momentos de agonía en soledad, preocupación y tristeza no es una muerte digna, es una muerte inhumana.
El protocolo de atención humana a los pacientes de Covid19 en condición grave, requiere un ordenamiento formal de acciones altruistas que ya se realizan en algunos hospitales y que en muchos de los casos suceden por iniciativa personal de enfermeras y médicos, quienes laboran en esos hospitales. Se trata de ofrecer un trato humano ante esta situación de grave crisis sanitaria.
El acompañamiento asistencial debe considerarse como un derecho humano que debe recibir un paciente grave para fortalecer su estado de ánimo y motivarle a salir de su problema de salud.
En casos terminales se demanda garantizar el apoyo emocional y de comunicación del paciente con su familia, cumpliendo el protocolo. En este sentido, el uso de herramientas electrónicas y nuevas opciones de comunicación a distancia serán determinantes en el cumplimiento de este objetivo.
Propongo que en las áreas de terapia intensiva, de urgencias, así como en las habitaciones de pacientes con Covid 19, se asignen personas dedicadas a mantener el contacto de los pacientes y sus familiares; se les llamarían “Promotores del humanismo”.
Es necesario ordenar un proceso de comunicación familiar, un modelo de horarios de visita virtuales 2 o 3 veces al día, o cuando las circunstancias lo ameriten. Esta comunicación sería una verdadera motivación que daría fortaleza emocional a los pacientes y el ánimo para incluso, salvar la vida.
Este protocolo de comunicación iniciaría al ser internado un paciente por Covid19. El promotor del humanismo trataría con un representante familiar de cada enfermo, pediría los números de los celulares de los familiares para tener la comunicación durante las vistas virtuales.
La comunicación a distancia que se establezca, requiere ser complementada con la participación de especialistas en psicología, psiquiatría y tanatología, con el objeto de lograr condiciones de bienestar emocional y tranquilidad a pacientes y su familia.
Se debe considerar como una opción del paciente contar con asistencia espiritual en comunicación a distancia con sacerdotes, pastores, rabinos o representantes de otras iglesias.
Ordenar un protocolo de atención humana para pacientes de Covid19 es sumar valores humanos a la atención médica. El trato distante de aislamiento obligado y la condición de “apestado” que reciben quienes enfrentan esta enfermedad, solo genera ansiedad, depresión y temor. Por lo tanto, se trata de revertir todo aquello que genera ansiedad, depresión y favorecer la asistencia en momentos de crisis.
Este sería el primer paso para avanzar en el ejercicio de nuestra solidaridad humana. Sin embargo, no debe descartarse el derecho a una muerte digna, con la posibilidad de que un familiar designado pudiese despedirse físicamente, con todas las garantías de seguridad.
Este protocolo establecería que los hospitales permitieran que el familiar de un paciente terminal con Covid19 fuese autorizado para despedirse en la intimidad. Lo haría ataviado con EPIS (equipos de protección individual) y en el momento en que se lo indiquen los médicos que atienden al paciente.
Para lograr esta opción humanitaria, se debe asignar un presupuesto especial que considere el salario de los “Promotores del humanismo” y la compra de material que conforma el equipo personal de protección (mascarillas, guantes, gafas, trajes y batas). Sin ese material de protección sería imposible aprobar este protocolo.
En México tenemos el compromiso de hacer posible un mejor trato para los pacientes y para sus familias que enfrentan esta terrible realidad, frente a la que no debemos escatimar el apoyo solidario e institucional para reforzar el combate al coronavirus, sin desestimar el humanismo y las acciones solidarias que se requieren en este difícil momento de nuestras vidas.