DOMINGO DE PASCUA DE LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR/A. I.- COMO LO HABÍA DICHO (Mt 28,1-10).* La experiencia de la Cruz, aún sin entender, ha pasado; ahora los discípulos quieren saber qué sigue, qué va a pasar, qué y cómo lo van a hacer. La iniciativa la toman dos mujeres, María Magdalena y la otra María y esto tiene lógica, pues a ellas no las están buscando, no pretenden arrestarlas, cosa que la inteligencia del sanedrín sí pretendía hacer con los Doce. El primer día de la semana judía corresponde a nuestro domingo, cuyo nombre tiene su origen en la palabra latina Domino, Señor. De ahí se explica el paso para los cristianos del sábado al domingo, porque es el día de la resurrección. Ellas fueron porque querían ver el sepulcro, sabían que estaba cerrado, que no podían mover la roca que lo cerraba, por lo tanto, no pretendían ungir el cuerpo del Señor, pero sí, de algún modo, para ellas ver el sepulcro era “ver” al Señor. Pero a quien vieron fue al ángel del Señor que les da la gran noticia “ha resucitado” y les enseña el lugar donde lo habían puesto, pero vacío. Entonces viene lo inaudito: “vayan de prisa a decir…”, en tiempos de Jesús el testimonio de la mujer no era válido, pero ahora, con la resurrección, todo ha cambiado, porque todo discípulo es misionero y tiene el derecho y el deber de anunciar al Resucitado. Y esto lo confirma el Señor cuando sale a su encuentro para animarlas a perder el miedo y a actuar; Él también les dice “vayan a decirle a mis hermanos” porque a partir de la resurrección, el discípulo se convierte en hermano, la resurrección nos hace hermanos. Hay también una gran promesa que hay que proclamar “Allá me verán”, porque nuestro Hermano se deja ver. *II.- NOS MANDÓ A PREDICAR (Hch10,34.37-43).* La Iglesia, comprendido el Misterio de la muerte y resurrección del Maestro y del mandato misionero, comienza a dar sus primeros pasos para anunciar que ahora, todo el que crea en Jesús, recibe el perdón de los pecados. Anuncio muy sencillo pero que hay que hacerlo creíble, convertirlo en norma de vida de todo creyente. Dios ungió a Jesucristo con el poder del Espíritu Santo, Él pasó haciendo el bien mostrando que tiene poder, incluso sobre el diablo. Y lo mejor, esta salvación, también es para los paganos. *III.- HA SIDO INMOLADO (1Cor 5,6-8).* El tiempo transcurre y uno de los principales riesgos es olvidar el origen, nuestra raíz. Ante una situación de pecado, san Pablo alza la voz para recordarle a la comunidad cristiana, que nuestra salvación está en Cristo Jesús y Él nos ha rescatado del pecado y de la muerte, es decir, somo hombres nuevos, porque tenemos el Espíritu de Dios y, en consecuencia, vivimos la fiesta de la Pascua como pan sin levadura, con sinceridad y verdad. *Pbro. Lic. Wílberth Enrique Aké Méndez*