SENTIDO COMÚN
Gabriel García-Márquez
El reciente nombramiento de la contadora María Inés Núñez Monreal como titular de la Unidad de Administración y Finanzas de la Secretaría de Educación de Puebla, ha despertado las envidias de sus detractores y sobre todo de quienes vieron afectados sus intereses personales durante su gestión al frente del Instituto Tecnológico Superior de Coatzacoalcos (ITESCO). El gobernador Miguel Barbosa no se equivocó al invitar a una mujer que ha demostrado profesionalismo y seriedad en los cargos que ha ocupado y al conocer de estos ataques le ha reiterado su confianza.
Tanta ámpula ha levantado su nombramiento que los ataques mediáticos se han dejado venir con todo en contra de la contadora, achacándole una serie de irregularidades que no corresponden al periodo de su administración, sino a los directores anteriores. Sin embargo, a ella le ha tocado solventar todas las observaciones hechas por el Orfis, no nada más las que le corresponden a su encargo, sino también a los directores que le precedieron y que dejaron un desorden financiero que a la fecha sigue afectando al instituto.
El paso de María Inés Núñez Monreal por la dirección del ITESCO dejó una huella que no han podido borrar. Durante el tiempo que estuvo al frente de una de las instituciones educativas más importantes del estado de Veracruz, la experiencia de la contadora María Inés Núñez, tanto en la administración pública como en la iniciativa privada, se vio reflejada en los logros alcanzados bajo su dirección, toda vez que el ITESCO traía un rezago de más de 10 años, tanto en infraestructura como en materia académica.
A pesar de los conflictos sindicales a los que se tuvo que enfrentar y las corruptelas de los directores que le antecedieron, Núñez Monreal hizo lo que se tenía que hacer, primero poniendo en orden a un sindicato acostumbrado a ser juez y parte, toda vez su líder sindical era también director del instituto, abusando de todos los beneficios en favor de la dirigencia mediante contratos amañados y concesiones que a la fecha afectan al ITESCO.
A pesar de las piedrotas que le fueron poniendo en el camino, María Inés rescató del olvido las instalaciones del plantel y logró concluir un edificio que se encontraba en obra negra, incluso sin pisos ni paredes, que hoy ya es utilizado por los alumnos.
El campus del ITESCO era un terreno enmontado sin delimitación de linderos por donde podía transitar cualquier vecino, por lo que se inició la construcción de una barda perimetral que le dio seguridad a las instalaciones y al alumnado.
En el aspecto académico se logró elevar el nivel educativo, haciendo cambios en la plantilla de maestros y obligando a quienes se quedaron a trabajar con rectitud y respeto hacia los estudiantes, que se venían quejando de acoso y falta de profesionalismo del profesorado.
En tan solo dos años, el ITESCO cambió de rostro y recuperó el prestigio que había perdido, para lo cual se realizaron inversiones millonarias en beneficio de los más de 6 mil alumnos de las 13 ingenierías que se imparten.
Entre los logros que se pudieron concretar están la terminación de la unidad departamental tipo II con andador y construcción de 7 aulas didácticas, construcción de barda perimetral, techado doble para explanada central, salón de usos múltiples, edificio académico tipo H y equipamiento de talleres entre otras tantas obras que ya se están realizando con recursos gestionados por Núñez Monreal y serán aplicados por la actual administración.
Sin duda es todo un acierto el nombramiento de María Inés Núñez Monreal en la Secretaría de Educación de Puebla, y el gobernador Miguel Barbosa lo sabe, por lo que hace oídos sordos a los ataques mediáticos que pretenden desprestigiar a una mujer que ha mostrado fortaleza y rectitud en su vida profesional, pero sobre todo que sabe entregar cuentas claras como debe ser siempre.