El movimiento proabortista Marea Verde realizó movilizaciones en varias entidades del país, las cuales concluyeron con actos vandálicos contra comercios, personas, recintos históricos e iglesias.
Por.- Carla Martell y José Luis Piña
Apenas se asomaba la luz del sol y un grupo de mujeres ya se reunían en el atrio del templo de San Francisco, ubicado en el corredor Madero del Centro Histórico de la Ciudad de México; la intención, iniciar el día de acción global por un aborto legal.
Convocadas desde las redes sociales, el colectivo Marea Verde MX invitó a mujeres a que participaran en la producción de un video en el que deseaban mostrar su “músculo” y así presionar para que en breve el aborto sea legalizado en el país.
Bajo la “ola” del pañuelo verde, símbolo mundial el movimiento proabortista, extendieron un lienzo de ese color por la calle de Madero, iniciando a la altura del atrio de la iglesia de San Francisco y el templo expiatorio de San Felipe, que desde horas antes era discretamente resguardado por hombres y mujeres, quienes sólo observaron la manifestación de las feministas.
Según información conseguida por este portal, las mujeres de la Marea Verde iniciaron temprano la concentración para no caer en presuntas provocaciones de grupos provida. Justificaron su reunión afuera del Atrio de San Francisco, porque según ellas, el lugar ya no es un recinto religioso, sino un centro cultural.
Por la tarde la movilización feminista se dio en el Monumento a la Madre. Donde Marea Verde Mx y otros muchos colectivos que apoyan el aborto partieron con destino final al Zócalo.
En punto de las 17 horas, con un cielo despejado y con un centenar de mujeres reunidas, la marcha para exigir la legalización de la interrupción del embarazo comenzó con grupos divididos de mujeres quienes caminaban sin mucho orden.
Por un lado, algunas de las participantes hacían un llamado a las asistentes para que se manifestaran de forma pacífica, sin buscar provocaciones; sin embargo, un grupo de feministas que se apostaron al final del contingente, disfrazadas de monjas y encapuchadas gritaban consignas agresivas como la de “les cerramos sus calles y les quemamos su Catedral”, agredían a hombres que pasaban por el lugar, pintándolos, lanzando objetos e incluso soltándoles golpes.
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A su paso, las feministas vandalizaban negocios, monumentos y recintos religiosos, pero el momento más agresivo se dio en el número 42 de Avenida Paseo de la Reforma, cuando un grupo de mujeres prendió fuego a la puerta de la Cámara de Comercio de la Ciudad de México además de pintarrajear y romper cristales de las instalaciones de la línea 7 del Metrobús; a pesar de que había un grupo de manifestantes pacíficas, no intervinieron para evitar dichos actos.
Las feministas hicieron pintas con mensajes como “machos coloniales no”, “América Latina es feminista”, entre otros. A pesar de que previamente las organizadoras del evento exigieron al gobierno de la Ciudad de México que fueran policías mujeres y no hombres quienes se encargaran de acompañar la movilización, éstas tampoco escaparon de ser agredidas.
Al llegar a las puertas de la Catedral Metropolitana, las feministas más agresivas entonaron consignas en rechazo a la Iglesia católica y quienes profesan esta fe al grito de “pederastas”, “que saquen los rosarios de nuestros ovarios”, además intentaron vandalizar uno de los recintos históricos y religiosos más importantes del país, quemando objetos a las afueras, forcejeando las rejas de la Catedral y haciendo pintas a las banquetas y muros. Amenazaron con prenderle fuego, pero no lo lograron.
Hay que resaltar que la movilización feminista dejó ver la incapacidad del gobierno para proteger a los ciudadanos y los recintos históricos, pues se hicieron pintas en monumentos importantes, pero sobre todo el vandalismo a las afueras de la Catedral. Es la segunda vez en una semana, y la tercera vez en menos de dos meses que el gobierno de la Ciudad de México permanece al margen y permite que la propiedad privada, los monumentos históricos y los policías reciban la peor parte.
Esta inacción se enmarca en el discurso promovido por el Ejecutivo sobre no reprimir movilizaciones, lo que ha generado más caos y pérdidas materiales en lugares importantes de nuestro país.