El PRI, el partido más importante de la vida política de México del siglo XX y que ha ido en declive desde principios del siglo XXI, pretende seguir siendo la base de la política nacional.
El Partido de la Revolución Institucional (PRI) ha sido el más importante de la vida política de México, no por nada dominó las riendas del país con un control en el congreso y la presidencia de la República durante todo el siglo XX.
Con la llegada del siglo XXI y la elección presidencial del año 2000, el PRI perdió por primera vez la presidencia de la República, algo que podría considerarse el inicio del declive institucional que actualmente agobia al partido.
A pesar de haber ganado la elección presidencial del 2012, en la elección federal del 2018, el PRI cayó hasta el cuarto sitio como fuerza política, en gran medida por los escándalos de corrupción que involucraron a Enrique Peña Nieto y a los gobernadores del PRI durante la segunda parte del sexenio del primero.
Analistas políticos como Alejandro Aurrecoechea, director de análisis y riesgo político, y Marina Reyes, consultora de asuntos políticos electorales, ambos de Integralia Consultores, la principal razón del declive actual del PRI se debe a dos factores: el primero, López Obrador supo aprovechar los escándalos de corrupción del sexenio de EPN y los gobernadores priistas, creando una imagen de que todos los priistas son corruptos, y el segundo, el PRI como institución no supo deslindarse de las acusaciones y los problemas personales.
La debacle del PRI se gestó a raíz de la cuestionada victoria de Carlos Salinas en las elecciones de 1988, el asesinato de Colosio en 1994 y la crisis económica desatada por el llamado “error de diciembre” del mismo año, al inicarse la presidencia de Ernesto Zedillo.
Sin embargo, la peor crisis del PRI, es la registrada después de la elección de 2018; cuando pasó a ser cuarta fuerza política, con una representación mínima en las cámaras. En gran medida, para Alejandro Aurrecoechea, esta crisis se debe a los bajos niveles de aceptación que Enrique Peña Nieto tuvo, en especial durante la segunda mitad de su sexenio
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Tras las elecciones del año pasado, el mapa electoral dio como resultado a un nuevo partido dominante: de la mano de AMLO se fue fortaleciendo la idea del PRI corrupto y Morena obtuvo la mayoría en las Cámaras de Diputados y Senadores, además de ganar la presidencia de la República.
Control en gubernaturas
En la elección del año 2000, el PRI perdió por primera vez la presidencia y la mayoría en el Congreso, pero el partido seguía siendo relevante en gubernaturas y congresos locales. Antes de las elecciones de 2000, el PRI gobernaba 21 estados, el PAN 7 y el PRD 4. Una vez realizados los comicios del 2 de julio de 2000, en el mapa político de México se mantuvo una mayoría priista, el PRD aumentó a 5 entidades gobernadas, el PAN a 8 y el PRI perdió sólo 2 entidades.
Para las elecciones federales de 2006, el PRI volvió a perder la presidencia de la República; sin embargo, continuaba dominando el mapa político de México, pues ocupaba 17 gubernaturas y después, en 2012, esa cifra aumentó a 19. Ese año, ganó nuevamente la Presidencia de la República, ahora con Enrique Peña Nieto.
Durante el sexenio de EPN, la debacle del PRI fue más pronunciada. Incluso, para 2017, el PRI sólo podía tener el control de 13 gubernaturas y en 2018 apenas logró mantener 12.
A pesar de que el PRI aún tiene más gubernaturas que los demás partidos, 19 de 26 congresos locales renovados están constituidos por mayorías morenistas, lo que ha provocado, según la consultora política Marina Reyes, que los gobernadores priistas se acerquen al actual gobierno de AMLO, para tratar reducir la percepción de corrupción que de ellos tiene la opinión pública.
Control en el Poder Legislativo
El PRI es el resultado de la evolución de otros dos partidos. En 1929, el expresidente Plutarco Elías Calles fundó el Partido Nacional Revolucionario (PNR), que en 1938 cambió de nombre a Partido de la Revolución Mexicana (PRM) y finalmente en 1946 adoptó su nombre actual.
Desde entonces y hasta antes de 2000, todos los presidentes habían sido militantes de ese partido, y el congreso también fue mayoría del PRI.
Por ejemplo, en 1964, de 210 escaños en la Cámara de Diputados, el PRI tenía 171, y en 1977 (cuando el número de escaños aumentó a 400) el PRI obtuvo 296 diputados.
Desde entonces mantuvo su mayoría incluso cuando perdió la presidencia, en el año 2000. Al empezar este siglo, el PRI conservaba la mayoría de ambas Cámaras, hasta la elección federal de 2006, cuando perdió nuevamente la presidencia y por primera vez la mayoría de las Cámaras. En esos comicios pasó a ser la tercera fuerza política en la Cámara de Diputados; pues de 500 diputados el PRI obtuvo 123, el PRD 157 y el PAN, que fue mayoría, 206 escaños.
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En 2012 el PRI volvió a ganar la Presidencia de la República y a obtener la mayoría en las cámaras. El PRI logró mantener su mayoría en las elecciones intermedias de 2015, pero en las federales de 2018 llegó la peor crisis institucional del partido. De 500 escaños sólo pudo obtener 45, una representación mínima y con menos diputados que partidos como Encuentro Social (PES) y el Partido del Trabajo (PT).
El partido más beneficiado durante las elecciones de 2018 fue Morena, con 191 diputados, pero que gracias a sus alianzas con el PT y PES, llegó a sumar 308 legisladores en la Cámara de Diputados.
Panorama del PRI
En medio de la difícil crisis que actualmente afecta al PRI, varios miembros activos, han decidido cambiar de partidos o simplemente renunciar a la militancia. Uno de los personajes de más peso en los últimos años, aspirante a encabezar la dirigencia del partido, José Narro, decidió abandonar al partido aduciendo problemas internos muy serios.
Tras la salida de Narro, el personaje que se enfila para dirigir el partido es el exgobernador de Campeche, Alejandro Moreno Cárdenas; actor político que tendrá, en caso de resultar electo, el reto de reformar al PRI para sacarlo de la grave crisis que tiene.
Una de los proyectos de Alejandro Moreno es trabajar al lado del presidente AMLO, lo que preocupa a algunos especialistas políticos, que prevén que habría un contrapeso menos para el partido en el poder.
Ante esta situación, Marina Reyes expresó que Morena podría alcanzar la mayoría calificada necesaria para modificar la Constitución si, en efecto el PRI empieza a trabajar con Morena en las cámaras, como lo propone Alejandro Moreno.
Otra de las posibles consecuencias de la crisis priista es el cambio de siglas en su nombre. Al PRI se le identifica más como una figura política que como la suma de figuras personales, y sus actuales siglas se relacionan casi automáticamente con corrupción, explica la consultora Reyes.