Por primera vez en México, una mujer se hará cargo de dirigir el destino del país como presidenta. Este acontecimiento es un hito que demuestra que la larga lucha del sector femenino por el reconocimiento de su dignidad, potencialidad y derechos avanza a paso firme, este día es muy significativo porque una mujer ha sido electa para ocupar el cargo político más importante del país.
El camino por el que siempre han transitado las mujeres se ha caracterizado por ser arduo y pedregoso, lo que no ha sido impedimento para conquistar espacios de los más altos niveles, como lo demuestra un estudio de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) daba cuenta de un estudio de la Unión Interparlamentaria elaborado en 2021, de que en el mundo había 22 mujeres que ocupaban la función de jefa de Estado o del Gobierno, solamente dos más en relación con 2020.
“Esas cifras son exiguas si las comparamos a nivel global con 5.9 por ciento de jefas de Estado (9 de 152) y 6.7 por ciento de responsables de Gobierno (13 de 193)”, según el análisis.
Además, resaltaba que en lado negativo de la balanza, los países que cuentan con paridad ministerial o representación femenina superior a esa cifra descendieron de 14 a 13 en 2021.
Presidenta, presidenta
En México, suman sólo ocho mujeres quienes a lo largo del tiempo se hicieron de una candidatura a la presidencia de la República: Rosario Ibarra de Piedra (1982), Cecilia Soto (1994), Marcela Lombardo Otero (1994), Patricia Mercado (2006), Josefina Vázquez Mota (2012), Margarita Zavala (2018), Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez (2024).
A pesar de que la mayoría de la población en México son mujeres con 64 millones 540 mil 634 (51.2 por ciento), frente a los 61 millones 473 mil 390 de hombres (48.8 por ciento), las condiciones de vida para el sector femenino son más difíciles que para el sector masculino.
Actualmente las mujeres tienen que esforzarse más para tener mejores condiciones de vida, para ser reconocidas en su trabajo, para tener oportunidades de estudio y laborales, para tener mejores posibilidades económicas y de salud, entre otros temas.
Hoy México se suma a los países que son dirigidos por una mujer. Que una mujer sea presidenta, sin duda hará que las políticas de su gobierno sean más empáticas con el sector femenino, el cual ha estado históricamente rezagado y lastimado en diversos aspectos.
Pero no solamente dependerá del deseo o de buenas ideas, sino de que la sociedad civil participe, propague, empuje y apoye iniciativas para dejar el suelo más parejo en oportunidades entre hombres y mujeres, para que se abran espacios de desarrollo para ellas.
Las mujeres han demostrado que no hay imposibles de lograr, hoy México inicia una nueva etapa con su primera presidenta.