DIARIO LIBERAL/ El sacerdocio es sin duda una de las profesiones más complejas que requiere de una verdadera vocación, preparación y entrega, sobre todo porque no es nada más una decisión sino también es seguir el llamado divino de Dios en la Iglesia Católica. Ser sacerdote significa obtener un gran compromiso tanto con la iglesia como con el prójimo, que exige una gran entereza y no cualquiera puede convertirse en sacerdote para toda la vida, lo que significa una gran responsabilidad.
En esta ocasión dedicamos esta entrevista al padre Wilberth Enrique Aké Méndez, hijo de Martín Aké Huchim y Petrona Méndez. Es el tercero de cuatro hermanos (Betty del Rosario, Freddy Raúl y Rita Marlene). Es oriundo de Tizimín, Yucatán, donde nació el 7 de julio de 1962
Toda su formación académica la obtuvo en su natal Yucatán, hasta que de 1983 a 1986 ingresó al Seminario Diocesano San José de Campeche, donde estudió bachillerato filosófico.
Posteriormente de 1986 a 1990 ingresó a la Universidad Pontificia de México a cursar el bachillerato teológico y finalmente en el Instituto Científico Técnico y Educativo de la Ciudad de México obtuvo la licenciatura en Filosofía el 23 de mayo de 2010.
Con una gran preparación y vocación por el sacerdocio, el padre Wilberth Aké se ordenó como diácono en la parroquia de San Felipe de Jesús el 3 de noviembre de 1991 y recibió la Orden Sacerdotal el 7 de junio de 1992 en San José, sede de la Catedral, por imposición de
manos de Monseñor Carlos Talavera Ramírez, primer obispo de Coatzacoalcos.
Es por eso por lo que hoy a 31 años de su ordenación, el padre Wilberth Aké nos ha concedido esta interesante entrevista, en la que nos habla de su vocación y de su proyecto de vida sacerdotal.
GGM.- ¿Nos podría decir por qué eligió el sacerdocio?
WILBERTH AKÉ.- Mi primer proyecto de vida era ser Maestro, quería estudiar la licenciatura en Biología, para ser maestro del nivel medio superior; hacia el final del bachillerato también pensé en la opción de Químico agrónomo, pero finalmente no fue así. Con cierta frecuencia desde pequeño tenía la costumbre de decir que yo sería sacerdote, especialmente a mi abuelo paterno, a quien solía acompañar a diversas fiestas; por distintas circunstancias mi familia contó siempre con la bendición de la amistad de los párrocos de Nuestra Señora de Guadalupe, quienes eran vistos y tratados como el hermano mayor en la familia. Tuve la oportunidad de convivir y trabajar pastoralmente con algunos de ellos y fueron dos quienes de modo particular influyeron en mi decisión. El Pbro. Ángel Vargas Góngora, quien a pesar de su quebrantado estado de salud seguía ejerciendo el ministerio en favor del pueblo de Dios y eso me llevó a plantearme una cuestión: El pueblo tiene hambre de Dios y el padre Ángel se está desgastando en ellos a pesar de su estado de salud; a partir de ahí una pregunta comenzó a resonar en mi interior ¿Qué puedo hacer para aliviar esta situación? ¿Qué me está pidiendo el Señor ante esta realidad? Por su parte, el Pbro. Lorenzo Augusto Mex Jiménez, quien con su alegre e incansable labor pastoral, estaba siempre con el pueblo campesino (con quienes hablaba en lengua maya), intelectuales, deportistas, jóvenes, maestros, políticos, etc., dejando siempre la sensación de que en él había algo diferente y especial y que valía la pena optar por el sacerdocio. Él fue quien asumió la tarea de caminar conmigo (como acompañante espiritual) en todo el proceso de mi formación con sus acertadas y oportunas observaciones.
GGM.- ¿En algún momento dudó en seguir por este camino?
WILBERTH AKÉ.- Siendo ya sacerdote no, siempre tuve la certeza de que este era el camino a seguir y lo que debía hacer era trabajar en las debilidades, situaciones pecaminosas y dejarse pulir por Dios para responderle lo mejor posible. En el periodo de formación se encuentra uno consigo mismo y surgen las dudas si es por aquí o no; también se convierte en un camino de aprendizaje -ante las dificultades y conflictos- en el que paulatinamente se reconoce la presencia y acción salvadora del Señor que va moldeando a la persona humana en total respeto a la libertad y voluntad, en el que el “sí” inicial se va actualizando cada día y hay que trabajar para mantenerse en esa línea, haciendo morir paulatinamente el “yo” para dar paso a la voluntad del Señor que se convierte en mi propia voluntad.
GGM.- ¿Tiene usted alguna parroquia a su cargo en la actualidad?
WILBERTH AKÉ.- Actualmente no, ni funjo como vicario parroquial, sino que estoy a la espera de nuevas indicaciones del Señor Obispo, ya que debido a mi estado de salud, ha sido necesario hacer un alto y repensar lo que Dios quiere de mí en estos momentos desde mi actual situación. Lo que Dios quiere, yo también lo quiero, aunque de momento sea difícil entenderlo y aceptarlo.
GGM.- De los tres votos (pobreza, castidad y obediencia) ¿cuál ha sido el más difícil de cumplir?
WILBERTH AKÉ.- Antes que otra cosa quiero aclarar que, para el caso del clero secular (los sacerdotes que dependemos directamente del obispo diocesano), hablamos de “promesas sacerdotales”, mismas que hacemos públicamente el día de nuestra ordenación sacerdotal y las renovamos cada año durante la Misa Crismal que se celebra la mañana del Jueves Santo y tienen su fundamento en la persona de Cristo, que forman parte de las peculiares exigencias en el seguimiento del Maestro que llama a los que Él quiere (cfr. Mc 3,13).
En cambio, los votos o consejos evangélicos obligan de un modo más radical a los miembros de los Institutos de Vida Consagrada (religiosos y religiosas), que son temporales en una primera etapa y, finalmente, perpetuos conforme al Código de Derecho Canónico y los Estatutos de cada Instituto de Vida Consagrada.
Y ya, para responder a la pregunta, indudablemente que para mí es la promesa de la obediencia (saber oír), porque es el largo y cotidiano proceso de ir muriendo a mi propio “yo” que culmina hasta la muerte, en el que voluntariamente se va renunciando a los criterios
personales, para ir asumiendo como propios los criterios divinos y eclesiásticos (cfr. Flp 2,6-11). Esto supone como base una madurez personal que hace que la persona, sin dejar de ser libre, se vaya despojando de sí mismo para revestirse de Cristo Sumo y Eterno Sacerdote. Es un estado de vida que se asume libremente y con previo conocimiento de causa; es decir, ningún candidato a las Órdenes Sagradas ignora que debe asumir este estilo de vida y ha de tomar su decisión de ordenarse o no, a la luz de estas tres promesas que constituyen el distintivo más radical del seguimiento de Cristo. Solamente quien sabe escuchar, sabe obedecer y se discierne en la medida que se aprende a escuchar a Dios.
GGM.- ¿Sigue vigente el celibato en la Iglesia Católica? Sobre todo, cuando sabemos que fue impuesto muchos años después (312) de la fundación del cristianismo e incluso algunos apóstoles estuvieron casados.
WILBERTH AKÉ.- Definitivamente, sí continúa vigente y no es un invento de la Iglesia, aparece ya en el Nuevo Testamento, cuando Jesús habla de la continencia voluntaria por amor al Reino de los Cielos, tal como lo encontramos en Mt 19,12 y San Pablo aborda el mismo tema en 1Co 7,1-40 cuando responde a unas preguntas de la comunidad sobre matrimonio y virginidad, resaltando la finalidad de la abstinencia, “el trato asiduo con el Señor, sin distracciones” (7,35), es decir, servir al Señor con todo el corazón y no dividido.
Ciertamente es una ley eclesiástica que surge con el Concilio de Elvira (a. 300-306), que paulatinamente se asume como un estilo de vida del presbítero, para asumir una paternidad más dilatada y así entregarse al cuidado de la comunidad eclesial que se le encomienda.
Mediante el celibato el presbítero se convierte en una especie de signo de la vida futura en la que la mujer no tendrá marido, ni el hombre tendrá mujer, pues serán como ángeles y son hijos de Dios por ser hijos de la resurrección (cfr. Lc 20,35-36). El ordenado renuncia a su derecho al matrimonio por un bien mayor, ya que la perfecta y perpetua continencia por amor al Reino de los Cielos es un signo y a la vez estímulo de la caridad pastoral y fuente particular de fecundidad espiritual en el mundo; ciertamente no se exige por la naturaleza misma del sacerdocio (cfr. 1Tm 3,2-5; Tt 1,6), pero el celibato está en variada armonía con el sacerdocio, porque la misión del sacerdote está íntegramente consagrada al servicio de la nueva humanidad, que Cristo suscita por su Espíritu en el mundo y que trae su origen de la voluntad de Dios (cfr. Jn 1,13).
GGM.- Si los sacerdotes son testigos de lo eterno en el tiempo ¿por qué luchar por cosas terrenales? Hay muchos sacerdotes que están más preocupados por ello que por la eternidad.
WILBERTH AKÉ.- Uno siempre tendrá autoridad para hablar de sí mismo, pero no de los demás; recordemos que San Pablo nos dice que, al final, todos nos presentaremos ante el tribunal de Cristo y cada quien será juzgado según sus obras, el bien o el mal (cfr. 2Co 5,10; Rm 14,10-14). Santiago, a su vez, hace lo mismo en 4,11-12, cuando dice que el que juzga al hermano juzga la ley, convirtiéndose en juez, cuando sólo Uno es el legislador y juez. Mt 7,1-45, también nos exhorta a no juzgar, sino más bien, mirarnos a nosotros mismos para purificar lo que aún necesite de la gracia, en nuestra vida. Por otra parte, hemos de decir que, no solamente los sacerdotes son llamados a ser testigos de la esperanza, sino todos los cristianos como lo ha enseñado Jesús en reiteradas ocasiones, al saber hacer buen uso de los bienes materiales, éstos son buenos en la medida en que nos ayudan a llegar a Dios, son solamente un medio, el fin del hombre es Dios (cfr. Mt 6,19-21.24; 6,33-34; Mc 10,17-22). En consecuencia, nadie está exento de esta vocación y de la responsabilidad que a todos implica por el hecho de ser cristianos.
Ciertamente que no “pretendemos tapar el sol con un dedo”, ni intentamos pasar por ingenuos; pero, ante todo, nos corresponde orar por nuestra conversión y por la conversión de todos, sólo Dios conoce lo que hay en el corazón y en la conciencia de cada persona.
Recordemos aquellas palabras del Señor, al referirse a la conducta de los dirigentes religiosos de Israel: “hagan lo que ellos dicen, pero no hagan lo que ellos hacen, porque dicen una cosa y hacen otra” (cfr. Mt 23,3), son nuestros pastores, el Señor los llamó, como también llamó a Judas; aprendamos a descubrir lo que Él nos está enseñando a través del hermano y de los acontecimientos.
GGM.- ¿Cuál es el punto medio, el del equilibrio entre la búsqueda de la felicidad terrenal y la eterna?
WILBERTH AKÉ.- Sin duda alguna el amor a Dios y al prójimo, que se traduce en actitudes concretas, como, por ejemplo, sirviendo especialmente al débil, al pequeño, al más necesitado; todo esto iluminado por la oración y la lectura orante de la Sagrada Escritura,
sentarnos a sus pies para escucharlo, aprendiendo día a día del Maestro (cfr. Lc 10,38-42), teniendo como pilar la Sagrada Eucaristía y escuchando a la Madre que nos dice dulce y suavemente, “hagan lo que Él les diga” (cfr. Jn 2,5). En este sentido, la Iglesia nos propone múltiples modelos en la vida de los santos, cada uno de ellos, representa una manera de seguimiento a Jesús y de ellos aprendemos cómo se debe hacer y lo que no debemos hacer.
GGM.- El catolicismo ha venido perdiendo terreno frente a otras religiones y agrupaciones religiosas ¿Aún se puede decir que es la única Iglesia, la verdadera?
WILBERTH AKÉ.- La verdad no depende de la cantidad, sino que es objetiva y, en consecuencia, es universal, de modo que la verdad revelada es la misma hoy y siempre, así como Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre (cfr. Hb 13,8). La Sagrada Escritura nos da cuenta de que Cristo fundó la Iglesia, como lo encontramos en Hch 1,13-14, que presenta al grupo de los apóstoles viviendo en comunidad en torno a la figura de Pedro en compañía de la Virgen María; también encontramos a la primera comunidad ejerciendo la vida de fe y la vida comunitaria bajo la guía de los apóstoles (cfr. Hch 2,42-47). Por su parte, Ef 2,20, señala que la Iglesia está edificada sobre el cimiento de los apóstoles; la Iglesia es también la casa de Dios y columna de la verdad (cfr.1Tm 3,15) y Mt 16,18-19 enseña que nuestro Señor Jesucristo fundó la Iglesia sobre la roca de Pedro. Cuando profesamos las verdades de nuestra fe (los domingos y solemnidades) en el “Credo”, confesamos cuatro notas de la Iglesia: Una, Santa, Católica y Apostólica.
La Iglesia es Una (Catecismo de la Iglesia Católica 813-822): La Iglesia es una debido a su origen, pues el modelo y principio supremos de este misterio es la unidad de un solo Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Es una debido a su Fundador, pues el mismo Hijo Encarnado, por su cruz reconcilió a todos los hombres con Dios y restituye la unidad de todos en un solo pueblo. La Iglesia es una debido a su “alma”: el Espíritu Santo que habita en los creyentes, realiza la comunión de los fieles y une a todos en Cristo (cfr. Ef 4,3). En el misterio de la unidad, encontramos también la diversidad de los carismas y esta unidad de la Iglesia peregrina está asegurada por vínculos visibles de la comunión, tales como: a) la profesión de una misma fe recibida de los apóstoles; b) la celebración común del culto divino, sobre todo de los sacramentos; c) la sucesión apostólica por el sacramento del Orden, que conserva la concordia fraterna de la familia de Dios.
La Iglesia es Santa (CATIC 823-829): La Iglesia es el pueblo santo de Dios (cfr. Ex 19,5-6; 1Pe 2,9-10) y no puede dejar de ser santa, porque Cristo se entregó por ella y la purificó para presentársela pura, inmaculada, santa (cfr. Ef 5,25.32). La Iglesia ya en la tierra se caracteriza por una verdadera santidad, aunque todavía imperfecta y abrazando en su seno a los pecadores, es a la vez santa y siempre necesitada de purificación y busca sin cesar la conversión y la renovación.
La Iglesia es Católica (CATIC 830-856): La palabra “católica” significa “universal” en el sentido de “según la totalidad” o “según la integridad”. Es católica en un doble sentido: a) Es católica porque Cristo está presente en ella; en ella subsiste la plenitud del Cuerpo de Cristo unido a su cabeza, lo que implica que ella recibe de Él la “plenitud de los medios de la salvación”. b) Es católica porque ha sido enviada por Cristo en misión a la totalidad del género humano (cfr. Mt 28,19-20).
La Iglesia es Apostólica (CATIC 857-870): La Iglesia es apostólica porque está fundada sobre los apóstoles, y esto en un doble sentido: a) Fue y permanece edificada sobre “el fundamento de los apóstoles” (Ef 2,20), testigos escogidos y enviados en misión por el mismo Cristo (cfr. Mt 28,16-20; Hch 1,8; 1Co 9,1; 15,7-8; Ga 1,1, etc.); b) Es apostólica, porque guarda y transmite, con la ayuda del Espíritu Santo que habita en ella, la enseñanza (cfr. Hch 2,42), el buen depósito, las sanas palabras oídas a los apóstoles (cfr. 2Tm 1,13-14); c) Es apostólica, porque sigue siendo enseñada, santificada y dirigida por los apóstoles hasta la vuelta de Cristo, gracias a aquellos que les suceden en su ministerio pastoral: el colegio de los obispos, “a los que asisten los presbíteros juntamente con el sucesor de Pedro y Sumo Pastor de la Iglesia”. La sucesión apostólica es clave para que la Iglesia se mantenga fiel a la enseñanza apostólica, la cual ellos recibieron directamente de Cristo y el Papa Francisco es el Número 266, de manera ininterrumpida.
SECTAS Y SANTA MUERTE
GGM.- ¿Qué opinión le merece el avance de las sectas satánicas y de los creyentes de la santa muerte?
WILBERTH AKÉ.- Ambas están relacionadas y reflejan básicamente, dos cosas, por una parte, el deseo -a final de cuentas- de lo infinito, la sed de eternidad que hay en toda persona humana y que no ha encontrado en este mundo nada que le satisfaga dicho deseo y está en esa continua búsqueda, pero buscando del lado equivocado. Por otra parte, esto refleja la ignorancia religiosa de las personas, la falta de formación y deseo de conversión, que busca un dios a su medida y que le conceda lo que le pide sin que, en apariencia, éste pida algo a cambio. Representa también la búsqueda de lo fácil, la manera de obtener lo que se desea con el menor esfuerzo posible, es el hedonismo que cabalga a sus anchas en la sociedad de nuestros días destruyendo a la persona y a la comunidad. En Ap 12,17, leemos que el diablo, después de haber sido arrojado del cielo y al no poder hacer daño a la mujer y a su hijo, ahora le hace la guerra a los que permanecen fieles a la doctrina cumpliendo los mandamientos y siendo testigo del Señor Jesucristo, muerto y resucitado.
GGM.- ¿Por qué se le tiene tanto miedo al diablo si también es una criatura de Dios?
WILBERTH AKÉ.- Cierto que es una criatura, pero también hay que decirlo completo, criatura que se rebeló contra Dios (cfr. 1Jn 3,8) y por esta razón fue expulsado de una vez y para siempre, jamás volverá al cielo. Pero ahora su objetivo es impedir que nosotros entremos al Reino de Dios y busca por todos los medios alejarnos del camino de la gracia y llevarnos a la desobediencia a nuestro Padre y Creador y podemos verlo en Ap 12,1-17, cuando san Juan narra el ataque del enemigo al pueblo de Dios y la batalla que se entabla entre san Miguel Arcángel y sus huestes celestiales contra el Dragón, la Serpiente antigua y cómo éste fue arrojado del cielo y cómo va a hacerle la guerra a los que guardan los mandamientos de Dios y mantienen el testimonio de Jesucristo. Se puede completar también con el c. 13 que muestra su influjo en el mundo.
En Ef 6,10-20, San Pablo exhorta a los bautizados a revestirnos de las armas de Dios para resistir las acechanzas del diablo, porque nuestra lucha es contra los espíritus del mal. Por su parte, San Pedro en 1Pe 5,8-9, advierte sobre la necesidad de estar siempre en vela, porque nuestro enemigo, el diablo, ronda como león rugiente buscando a quién devorar y a resistir firmes en la fe. Jesús enseña esta actitud insidiosa del diablo en la parábola de la cizaña, particularmente en la explicación de esta que hace a sus discípulos en privado (Mt 13,24- 30.3643).
Recordemos también que Jesús nos exhorta -al hablar de las persecuciones que sufrirán los discípulos- a tenerle miedo al que puede enviar cuerpo y alma al infierno, es decir, temerle al pecado y éste, es obra del diablo (cfr. Mt 10,28) y como ha dicho el Santo Papa “con el diablo no se dialoga con él se combate”, porque su intención siempre es perversa. Hay un pequeño, pero muy interesante, libro del autor británico C. S. Lewis, llamado “The Screwtape Letters”, en español llamado “Cartas del diablo a su sobrino”, publicado el 1 de febrero de 1942 y en él encontramos 31 cartas por las que el diablo jubilado (Escrutopo) va orientado a su sobrino (Orugario), un diablo novato, sobre cómo sustituir la fe por alguna moda de tonalidad cristiana.
Se puede descargar de internet y ojalá pudieran leerlo. Hoy nos ataca con la ideología de género y el nuevo Orden Mundial.
LOS SACRAMENTOS
GGM.- ¿Por qué se ha vuelto tan burocrático cumplir con los sacramentos?
WILBERTH AKÉ.- Primero que nada, recordemos que la burocracia, es el conjunto de actividades y trámites que hay que seguir para resolver un asunto y la palabra burocrático significa, de la burocracia o relacionado con ella. Luego entonces, queda claro que hemos de seguir un orden para toda actividad como, por ejemplo, para elaborar la comida del día, la señora de la casa ha de seguir unas reglas, un orden -aunque implícitos- para que todo marche bien. También tengamos en cuenta que, para algunos asuntos, se han de seguir ciertas normas y orden, no solamente para resolverlos, sino también para que éstos sean válidos; esto es muy importante y que, lamentablemente, escasamente es tomado en consideración.
Tal vez, en este caso, más bien tendríamos que hablar de la cortesía que, con tristeza lo decimos, no siempre se encuentra en las notarías parroquiales y, por supuesto, esto no es nada agradable ni deja una buena imagen a nadie. Ciertamente que no es esto lo que queremos y que aún hay mucho por hacer y esto es responsabilidad de todos, porque la cortesía debe venir de ambas partes, tanto de los que atienden como de los que solicitan alguna información o servicio, puesto que de ambos lados de la ventanilla encontramos no solamente seres humanos, sino también hijos de Dios y hemos de entender que todos debemos ejercitar nuestra fe en todos los ámbitos de la vida eclesial y social.
REQUISITOS EN LA IGLESIA
GGM.- ¿Por qué exigen tantos requisitos para casarse, bautizar a un niño o confirmarlo?
WILBERTH AKÉ .- Toda la actividad pastoral de la Iglesia está ordenada al anuncio del Evangelio y este es el primer requisito a tomar en cuenta, la Iglesia es evangelizadora, pero también tiene que evangelizarse (Iglesia evangelizada y evangelizadora), los fieles laicos han de conocer la sana doctrina, conocer su fe y no solamente mirar la vida de la gracia como algo externo y ajeno a la vida del cristiano, tenemos el deber de conocer y profundizar las verdades de nuestra fe que profesamos en el Credo, uno de estos modos son las catequesis presacramentales, que nos ayudan a conocer la naturaleza de la fe y su incidencia en la vida cotidiana y nuestra responsabilidad en la misión, en ayudar a los demás a encontrarse con Cristo muerto y Resucitado.
Hablábamos hace un momento de la validez de algunos asuntos, ahora tenemos que retomar este tema con relación a los sacramentos, ya que como sabemos, cada uno de ellos es la acción de Cristo Resucitado, para darnos la gracia por mediación de la Iglesia; pero no solamente se trata de que me los administren y de que yo los reciba, sino también de que la Iglesia ha de velar por la validez de cada uno de ellos, a fin de evitar que la persona viva en situación de pecado o, peor aún, de sacrilegio y para esto hay una serie de condiciones que deben cumplir, tanto el ministro como el fiel que los recibe, porque de lo contrario, esta persona no recibiría el fruto propio del sacramento, aunque se haya realizado todo el rito litúrgico. También hay que tener en consideración los impedimentos para recibir los sacramentos toda vez que éstos hacen nulo o inválido el sacramento; otro aspecto que no hemos de olvidar es el tema de la prueba y anotación del sacramento y esto se hace a través de documentos que prueben la identidad de la persona y den fe de la recepción del sacramento. Por esas tres razones, son necesarios los requisitos.
EL BAUTISMO
GGM.- ¿Por qué es tan importante el bautismo?
WILBERTH AKÉ .- El Bautismo es el primer sacramento, es la puerta de entrada a la vida de la gracia, por medio de él nos hacemos hijos de Dios y miembros de la Iglesia, la “fe de bautismo” -como se le conoce comúnmente- es el documento eje del bautizado ya que en él se anotan los datos de la confirmación, del matrimonio, la profesión de los votos en un Instituto de Vida Consagrada y la Ordenación diaconal y sacerdotal. Después de que el fiel ha recibido uno de estos sacramentos, ha de anotarse su celebración al margen del Acta de Bautismo y si la recepción fue en una parroquia distinta a la de su bautismo, el párroco del lugar de la celebración debe notificar a la parroquia de bautismo para que se realice dicha anotación. Por estas razones se solicita el Acta de Bautismo actualizada, aunque presenten el Acta original y, en algunos casos, esto representa una “molestia” para el fiel especialmente cuando está tramitando un sacramento en una parroquia distinta a la de su bautizo y ésta es lejana o muy difícil de llegar a ella.
Otro caso que podríamos citar es cuando el Acta de bautizo no concuerda con el Acta de nacimiento, que puede ser por error o por cambio voluntario y lo que ocurre en estos casos, es que la persona que está registrada civilmente, no está -documentalmente- bautizada y la que está bautizada, no está registrada civilmente; en este caso tenemos a dos personas distintas, según los documentos que presentan y hay que probar que se trata de la misma persona. Esto requiere de una serie de trámites para ayudar a la persona para poder acceder al sacramento en trámite.
Pero, también ocurre que hace algunos años, las comunidades eran más pequeñas y todo mundo se conocía, ahora los grandes centros urbanos han hecho a la persona caer en el anonimato, ya nadie o muy pocos te conocen; por esto ahora necesitamos el documento de identidad para verificar los datos que aportan, como también los domicilios, por ejemplo, de los pretendientes. Otro fenómeno muy arraigado en la actualidad es la facilidad con la que se miente, ya sea aportando datos falsos, aunque hayan jurado decir la verdad, o haciéndose pasar por otra persona, por lo que concluimos que muchas de las exigencias actuales las ha propiciado la misma gente.
CURRICULUM DEL PADRE WILBERTH ENRIQUE AKÉ:
A lo largo de estos treinta y un años de ministerio sacerdotal, he ejercido los siguientes oficios eclesiásticos, en la diócesis de Coatzacoalcos:
- Miembro del Equipo Diocesano de la Pastoral Vocacional de 1989-1991.
- Maestro de Geografía Física y Humana en el Seminario Menor, María Madre de la Iglesia, de 1990-1997.
- Maestro de Derecho Canónico en el Seminario Mayor María Inmaculada, de1994-1997.
- Maestro del Instituto para Ministerios Laicales, San Esteban 1994-1999; 2015-2016.
- Maestro del Instituto Diocesano para laicos, San Juan Apóstol 1995-1999.
- Secretario Canciller, del 30 de abril de 1994 al 5 de Julio de 2005.
- Secretario Particular del Primer Obispo de Coatzacoalcos en dos etapas, del 3 de noviembre de 1991 al 20 de noviembre de 2002 y del 13 de Julio de 2005 al 2 de julio de 2006.
- Oficial de Actas y Matrimonios, de 1994-1999.
- Miembro de la Comisión Diocesana de Evangelización y Catequesis de 1995 al 20 de noviembre de 2002.
- Miembro de la Comisión Diocesana de Pastoral Bíblica, de 1996 al 20 de noviembre de 2002.
- Vicario Parroquial en San Felipe de Jesús, 1992-1993.
- Asistente Diocesano de la Escuela de la Cruz 1993-1995.
- Vicario Parroquial en San José, 1993-2003.
- Vicario Parroquial de San Nicolás de Bari, (para atender la comunidad de Mundo Nuevo), de 1994-2000.
- Capellán del Consejo de Caballeros de Colón “Eugenio Balmori Martínez”: 2000-2003.
- Juez delegado de la Causa de Canonización del matrimonio Balmori Cinta, 1999-2004.
- Vicepostulador de la Causa del matrimonio Balmori Cinta, de 2004-2005.
- Párroco de San Felipe de Jesús, 2003.
- Rector del Perpetuo Socorro, 2005.
- Vicario Parroquial de Cristo Rey, 25 de julio de 2009-8 de agosto de 2015.
- Vicario Parroquial de La Preciosa Sangre de Cristo del 8 de agosto de 2015 al 12 de Julio de 2016.
- Asesor Diocesano de la Pastoral de la Salud del 4 de agosto de 2016-13 de marzo de 2020.
- Asesor Diocesano de las Asociaciones de Fieles y Movimientos Marianos:
- Apostolado de María en la Iglesia Doméstica, Llama de Amor y Obra de María. 13 de marzo de 2020.
- Vicario Parroquial de Nuestra Señora del Carmen, Coatzacoalcos, del 6 de agosto de 2016- marzo de 2023.
- Miembro de la Comisión Teológica de las Causas de Canonización de los Siervos de Dios, Matrimonio: Eugenio Balmori Martínez y Marina Francisca Cinta Sarrelangue, del 6 de agosto de 2016-2022.
- Asistente Eclesiástico de la Junta Nacional de la Acción Católica Mexicana: agosto de 2020.
A DETALLE
Presbítero, hombre que ha recibido la tercera de las órdenes sacerdotales mayores que otorgan las iglesias católica, ortodoxa y anglicana y que tiene entre sus funciones principales celebrar misa, anunciar el Evangelio, administrar los distintos sacramentos (excepto la confirmación) y orientar espiritualmente a sus fieles.
“Los fieles laicos han de conocer la sana doctrina, conocer su fe y no solamente mirar la vida de la gracia como algo externo y ajeno a la vida del cristiano, tenemos el deber de conocer y profundizar las verdades de nuestra fe que profesamos en el Credo”
Wilberth Enrique Aké Méndez